Flores de melocotón

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Al ser unos simples seres de carne y hueso sin ningún tipo de magia, los humanos no pueden defenderse justamente de los ataques de criaturas que tienen un poder maligno desbordante, a duras penas se habían logrado mantener vivos de innumerables ataques en su contra.

Al ver como su reino estaba a punto de sucumbir ante la oscuridad, el rey formó una alianza con los reinos de seres mágicos que peleaban también contra aquella amenaza. Para que estos les prestarán su fuerza a las tropas del ejército, a cambio debían proveerles de alimento fácil y una porción de riqueza de las batallas. Las razas de los Cambiaformas, Elfos, Dríadas, Ángeles y Hadas accedieron a su petición, y a partir de ese entonces cada caballero que se enlistaba en el ejercito debía hacer un pacto con el ser mágico a su elección.

El objetivo era convertirlo en su acompañante de vida y respaldo en el campo de batalla, y así sucedió por décadas, hasta que hubo un humano quien se enamoró perdidamente de un hada, un acto repudiable y ofensivo para el reino de esas criaturas mágicas.