Capítulo 7

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—Lo siento, —murmuró él en la oscuridad. — a veces me encierro en mí mismo cuando me pongo a pensar. —explicó.

Sus manos aún se cernían en la cintura de Lorna, estaban quietas y emanaban un calor extenuante. Casi tanto como el de las palmas de ella sobre su torso.

Lorna no contestó, estaba demasiado absorta sintiendo su cuerpo, además de recordando los fibrosos músculos. Mantuvieron aquella posición indecorosa pero irresistible.

—Si oyes algo más acerca de esto,—hablaba con lentitud como si le costara trabajo concentrarse.—no dudes en decírmelo. Por pequeña que sea, cualquier pista nos ayudará.—ella asintió.

—Tú has venido aquí por algo más que para proteger a los Crom ¿Verdad?—sospesó Lorna encajando las piezas en su cabeza. Alistair sonrió de medio lado.

—No sé si he perdido mis facultades, o es que confío tanto en ti que sé que no me traicionaras.— contestó apretando su agarre suavemente. Aquello la hizo temblar.— O quizás sea tu odio a los Crom lo que me hace confiar en ti.—su voz se volvió más grave.

—No deberías confiar en mi,—dijo casi en un jadeo por su cercanía.— apenas nos conocemos...

— Y aun así, lo hago.—dijo casi suplicando, como si Lorna tuviera que darle permiso para confiar en ella.

Entre sus ojos se notaba la electricidad. Lorna mentalmente le había dado permiso para creer en ella, para que la besará, para que la tumbara en el inestable catre y se albergará dentro de su cuerpo.

—Te-Tengo que volver a casa...—dijo tras tartamudear un par de veces.

No quería que sus pensamientos la dominaran tenía que hacer lo más conveniente para ella. Alejó las manos del torso masculino con lentitud, pues en realidad no quería hacerlo. Alistair la soltó al instante, ambos suspiraron.

Durante el camino se mantuvieron en silencio. La tensión de la atracción aún fluía entre ellos. Lorna de nuevo sentía que se traicionaba así misma. La lucha, que se debatía en su interior cada vez que se trataba de Alistair, se hacía más pesada e intensa. Se decía que no pasaría otra vez por aquello, sobre su cadáver. Pero estaba en una situación totalmente distinta, ¿No podría ser distinto esta vez?

En la mente de Alistair, se libraba otra batalla con varios frentes abiertos. Por un lado, la información que le había dado Lorna era muy importante. No era concisa, pero añadía peso a la desconfianza que desprendían los Crom. Por otro, aunque el Laird sin duda calificaría de nimiedad en comparación, era Lorna. Ella y todo lo que le hacía sentir, en especial la falta de control.

Él que siempre se había considerado la corrección personificada, así como los demás le hacían creer, se asombraba de lo rápido que se desbarataba su decoro con ella. Haberla tomado por la cintura, haberle hablado de esa manera mientras se mantenían unidos, no era nada apropiado. Y sin embargo, quería más, quería llegar más lejos que nunca con ella. Nunca su corrección había tenido que luchar contra el deseo, no hasta entonces.

Cada uno iba ensimismado en sus pensamientos, la noche en Caladh era tranquila. Pocas personas transitaban sus calles, volviendo a sus casas después de una dura jornada. Iban el uno junto a la otra, unidos únicamente por el silencio. Lorna estaba deseando llegar a casa para alejarse de él, sin embargo, sabía que en cuanto cerrara la puerta la tristeza la embargaría.

—¿Podrías esperar un momento? —musitó Alistair. Ella se detuvo. —Quiero comprar algo para comer.

Él señaló uno de los pocos establecimientos que seguían abiertos, el tendero parecía dispuesto a cerrar en unos instantes. Lorna solo acertó a asentir. Alistair se apresuró hasta el local perdiéndose tras la puerta. Ella lo siguió con pasos lentos, lo esperaría fuera. Debía estar muerto de hambre, había rechazado la invitación de Isobel para cenar, y ahora su estómago exigía una compensación. Minutos más tarde, salió del lugar dejando escapar un rico aroma que llegó hasta las fosas nasales de Lorna. Se le hizo la boca agua.

Criatura Salvaje | Saga Salvaje IIحيث تعيش القصص. اكتشف الآن