5. Shadows.

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Hi~ Ha pasado un largo tiempo por acá, la mayoría de los lectores deben conocer la irregularidad de este perfil gracias a lo que pasó, pero acá estamos otra vez, en mi corazón logró retomar las historias en emisión de manera más estable este mes, deseenme suerte. Muchas gracias a quienes se toman el cariño para leer.

¡Espero que les guste!

Fantasiosa era como Papa solía llamarla en su niñez, decía que Eiko perdía el tiempo encerrándose entre mundos ficticios en lugar de confrontar su maravillosa realidad (ser la muñeca de un pederasta y proxeneta no era tan atractivo en ese entonces...

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Fantasiosa era como Papa solía llamarla en su niñez, decía que Eiko perdía el tiempo encerrándose entre mundos ficticios en lugar de confrontar su maravillosa realidad (ser la muñeca de un pederasta y proxeneta no era tan atractivo en ese entonces), por eso soñaba despierta. La sombra era uno de sus ensueños favoritos y más aterradores, ella creía que todos usaban sombras a su alrededor, se la colocaban como si fuese la pieza de un traje elegante usado para esconder lo macabro de naturaleza genuina, era lo que hacía más aceptable las interacciones y menos grotescas. Todos usaban ese traje de sombra a su alrededor y se paseaban por las calles de Nueva York como si fuesen normales, Dino era quien tenía el traje más grueso y a Eiko le daba la impresión de que lo devoraba por el castañeo de huesos que se escuchaba al caminar, igual que un esqueleto, se preguntaba si quedaría un resto intacto de su abuelito o era solo una montonera de cimientos y luego sentía náuseas.

Creía que también aprendería a usar uno, a zurcir su propia sombra o tal vez, la sombra de la sombra, pero sin importar los horrores que enfrentara o lo retorcida que se volviese su relación con Golzine, la sombra jamás aparecía para envolverla y darle esa coraza de seguridad que tanto anhelaba, tenía que permanecer genuina y conectada a aquella nauseabunda violencia y eso la enloquecía. Entonces ella apretaba los ojos muy fuerte cada noche y rezaba, rezaba para que llegase un ángel de sombras a rodearla para que pudiese verse, actuar o al menos, fingir, ser tan funcional como los demás.

Nunca pasó.

Estuvo años esperándolo y jamás pasó.

Ahora, teniendo frente a frente a Ashley, listas para una confrontación con los puños alzados y una pandilla de testigo, Eiko no puede evitarse preguntar si esta chica de lengua sagaz y gestos adorables tendrá una sombra tan arraigada que no puede verla. A pesar de su falta de fachada, Eiko es dotada concibiéndola en los demás, y no entrever más que una voluntad feroz e indomable en los jades de Ashley, es... maravilloso. Se ve realmente libre a pesar de sus propias cadenas.

Es hermosa.

—¿Qué sucede onee-chan? —La burla reluce en su voz cuando le pregunta aquello, eso le roba una sonrisa y enciende el fuego decadente que se extingue en su interior, le gusta que la confronten, las chispas se expanden desde sus dedos hasta las raíces más putrefactas de su interior, sus pétalos van a quemarse—. ¿Ya te acobardaste? Porque si quieres lo dejamos.

—Desearías. —Bufa, planta sus pies con firmeza en el colorido césped a las afueras de la residencia, sintiendo el bamboleo de los árboles envolverla junto a los rayos del alba, han salido al jardín para arreglar este conflicto puño a puño con la pandilla de verdugo—. Blanca me entrenó. —Pero la rubia no parece interesada o impresionada y eso atrapa su curiosidad—. ¿Sabes quién es?

Amor en rojo [Gender Bender]Where stories live. Discover now