Capítulo 18

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ARIANA FRIZPLANCK

Nunca sigas una locura.

Jamás actúes bajo una desastrosa emoción.

Tanto que Nick se había esforzado en no arruinarlo, y al final la que lo arruiné fui yo.

¿Por qué no puedo dejar que suceda?

Exhalo mirando mi celular.

Tengo tanto que contarles, y no son buenas noticias.

Empezando por lo principal. Deje de intentar tener a alguien.

Se preguntarán por qué.

Antes de responderles tengo que narrarles mi lado de la historia.

Aún recuerdo lo que pasó hace dos semanas. El viaje a las Vegas. Sonrío volviendo ahí.

-Lo tomo. -decidí porque estaba desesperada.

A su lado jamás me sentiría sola.

No sé como explicarlo, él se acercó tanto que no pensé en donde terminaría todo. En mis labios. En mis labios estaban los suyos, y no me molestaba, era raro y extraño, pero si cierras los ojos solo sientes, y qué pasa si sientes. Estás perdida. Ya nadie puede salvarte.

Sus labios eran tan cálidos y dulces, eran perfectos, el frío metal del piercing se sentía delicioso contra nuestros calientes labios. Y mis labios querían más de ellos, y yo... yo quería más de él.

No es fácil para mí demostrar lo que siento, y tomaba este beso como la oportunidad de expresar todo aquello que no sé decir. Como un "Te quiero".

Sus manos fueron a mi cabello, profundiza el beso arrojándome al final de mi cordura. En sus labios no había límites, tampoco conocían el tiempo. Al presentarse la falta de oxígeno nuestros labios se separaron, más nosotros no.

Mantuve mis ojos cerrados.

Sentía la brisa sellar su beso en mis labios, guardándolo como otro secreto.

-Nick.

-¿Sí?

-No te ilusiones. Solo fue un beso.

-¿Puedo tomarlo como quiera?

-Tómalo como quieras. -le sonrío.

Sube a su moto y luego de dos horas de carreteras volvimos a nuestra ciudad. Me devolvió a la tienda, se sentía raro estar ahí después de tantas cosas que me han ocurrido, y no tenía ni idea de lo que ocurriría.

La puerta de la tienda estaba abierta. Entré en pánico.

La tienda en su interior estaba desordenada, cosas tiradas en el suelo, otras faltaban, era un desastre. Mi corazón se rompe de verla así.

A todas estas había estado ignorando un papel doblado, pegado a la puerta. Nick lo tomó antes que yo, mi pánico aumentó. Era del banco.

-¿Un embargo? -me inquiere él, confundido- Me puedes explicar.

Le quito el papel para leerlo. Lo que está escrito en esa hoja de papel me deja en el fondo. Me dan un ultimátum para pagar la hipoteca.

-No puede ser. -expreso derrumbándome.

-¿Por qué no me lo dijiste?

Bajo la cabeza, no sé que hacer.

-Tienes tus propios problemas, Nick.

-Eso no significa que no pueda ayudarte.

-¿Ayudarme? -resople-. Nick, pagabas por citas conmigo.

-¿Salías conmigo solamente por el dinero?

La singular melodía del amor © [✓]Where stories live. Discover now