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Narrador omnisciente

18 de octubre en un día cálido y calmado.

Un día común y corriente para algunos, un día pesado para otros, y un día más para el calendario pegado en la pared.

Hay niños que nacieron ese día, como hay ancianos que murieron. Unos comieron arroz, otros comieron caviar.

Era un día más y ya.

Pero a veces "los días más" pueden cambiar el destino de las personas.

—Debes disculparte con ella.

—Ya, ya, ya. De todos modos aquí vamos camino a Estados Unidos, podré ver a Nara.

—Y te disculparás con esa niña. Ella no te hace nada.

—Hay algo en ella que no me deja tranquilo desde que la conocí, la forma en la que me mira, por ejemplo.

—Tal vez le gustas.

—No es eso, ya lo sabría si le gustara.

—Solo tienes 14 años, ¿qué sabrás de cómo expresan los sentimientos las mujeres?

—Ella no es una mujer, es una niña.

—Creo que haber permitido que la niñera de tus hermanos te haya quitado la inocencia fue el peor error. Ni sé por qué te lo celebré. Por eso tu madre dice que te mal crío.

—Ella no era tan vieja, fue su culpa contratar una niñera de 15 años. ¿Qué puede saber ella?

—Era la hija de mi secretaria que buscaba un trabajo de medio tiempo, y le ofrecí ese. Ahora la pobre fue enviada con su padre por tu culpa.

—Nadie la mandó a enseñarme cosas que no. Solo no le digas a mamá.

—Tu madre te cree una santa paloma que no quiebra ningún plato, Yohan. Muy dormida la tienes.

—¿Y tú? Es tu esposa y también le mientes.

—Le oculto información, no le miento.

—Es lo mismo.

—Debes saber que el karma existe, Yohan. No hagas muchas cosas de las que te arrepentirás porque se te cobrará muy caro.

—El karma se compra con flores y le das un beso y te deja en paz.

—Espero que la vida no te enseñe de la peor manera... Como casi me lo enseñó a mí.

—¿Qué quieres decir?

—Solo duerme, falta mucho para llegar a Los Ángeles.

—Jin~ dime. ¿Qué quisiste decir?

—Duerme.

—Papá~

El destino no es algo que se pueda burlar. El destino es un dictamen de la vida que no depende de la suerte, jamás ha dependido de la suerte. El destino es cruel, injusto, y los más débiles pagan en su trayecto.

—¿Entonces vendrás hasta mañana?

—Sí, papá y mamá quieren que tengamos un día familiar ya que papá se tendrá que ir a Corea un tiempo.

—Oh, entonces me traes algo. Como unas papas fritas...

—Nara, ya sabes que no puedes comer eso. Además mis padres no me comprarán papás fritas si saben que son para ti. Yo te quiero mucho, como una hermana. Y no quiero que te dañes más. Así que no te traeré nada de eso. Mejor te traigo fresas con chocolate negro, eso sí puedes comer.

—Ya estoy aburrida de eso, Anna.

—Pero es lo que te hace bien.

—No me quieres.

♣️Your♥️Eyes♦️Tell♠️ (♣️House♥️OF♦️Cards♠️)Where stories live. Discover now