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Kim Yohan

No puedo dejar de besar sus labios. No puedo dejar de tocarla ni de sentirla contra mi piel. Su cítrico olor me dopa y bloquea mis sentidos de razonamiento. No tengo palabras para explicar lo que me ha hecho sentir esta mujer en todo el último mes.

Pero aquí está. No sé por cuánto tiempo, pero aquí está.

No paro de observarla. Recién se ha dormido. Tengo miedo de dormirme y que cuando despierte se haya vuelto a ir. Así que me separo de su cuerpo frío. Se remueve un poco abrazándose de una almohada. Yo la dejo y me voy a mi oficina a ocupar mi mente. Son apenas las dos de la madrugada y dudo mucho que me llegue el sueño.

La sala quedó hecha un desastre. Rompimos una lámpara y los muebles se han movido de su lugar. Está nuestra ropa y zapatos tirados.

Cierro bien mi bata y termino de entrar a mi oficina. La paseadora tiene que venir a limpiar en la mañana antes de que Aidan vuelva.

Lo primero que hago para ocupar mi mente es seguir con los planos de la casa de Aidan y pasarlos al programa 3D. Tengo sentimientos encontrados con esta casa. Es una casa que yo soñé en algún momento de mis fantasías adolescentes. En algún momento de mi vida sí quise un hogar y una familia con hijos, mientras iba creciendo la idea iba cesando y cuando me casé se esfumó por completo. Pero ahora no sé. Amo a Aidan, amo mi mundo paternal, pero siempre estará esa espinita y vacío de que faltará la mujer que ambos queremos ahí.

Aidan no está consciente de lo que su madre y yo vivimos antes o ahora. En algún momento lo hará. Yo mismo se lo diré, aunque arruine su mentalidad frágil y soñadora. Debe saberlo antes de que alguien más se lo diga. En algún momento probablemente su perspectiva sobre mí cambiará. Tal vez me odie. Ama a su madre no estará contento cuando lo sepa.

Su perspectiva sobre que su madre tenga pareja, o incluso yo, va a cambiar en cualquier momento. La realidad en la que su cabeza percibe las razones del por qué yo vivo aquí arriba y ellos abajo un día tendrán cuestionamientos fuertes. Incluso, un día me preguntará con seriedad por qué no estaba antes. Lo sé y le va a doler cuando se lo diga porque no lo entenderá a la primera.

Aidan es justamente todo lo que tengo y seguirá así para siempre. No está en mí juntarme de nuevo con alguien más. Mi corazón está cerrado. Su madre lo revuelve, pero no puedo arriesgarme a abrírselo si al día siguiente se irá de mi lado.

Debo hablar con ella. Tengo Treinta y un años, no veinticinco. Ella también está demasiado mayor como para seguir jugando a esto. Lo primero fue deseo, pero esto segundo fue un error. No debí abrirle las piernas y darle a entender que puedo estar cuando se le plazca y al día siguiente huir a su realidad fingida de vida feliz inventada por todo el mundo.

La dejo jugar porque quiero que crea que tiene la batuta. Pero sé que en cualquier momento chocará contra el piso. Solo la dejo hacer lo que quiera como recompensa a que en algún momento yo lo hice.

♣️Your♥️Eyes♦️Tell♠️ (♣️House♥️OF♦️Cards♠️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora