IV

2.3K 259 9
                                    

Entorné los ojos en el momento en que vi como el cuerpo de Parkinson cayó de golpe sobre la chica misteriosa de ojos marrones

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Entorné los ojos en el momento en que vi como el cuerpo de Parkinson cayó de golpe sobre la chica misteriosa de ojos marrones. Por supuesto me di la vuelta cuando los chillidos dramáticos se hicieron mucho más notorios y los ojos de la mitad de los presentes en la estación, estaban sobre nosotros. Puse las manos en mis bolsillos y me di la vuelta para subir al tren.

Camine por los pasillos, tirando miradas asesinas a cualquiera que osara a pisarme los zapatos, era demasiada gente para un espacio tan pequeño. Los niños de primer año se rodeaban por sus padres, algunos de ellos querían despegarse de las madres dramáticas que les repetían instrucciones sobre como cuidarse mientras repartían besos sonoros en sus mejillas, pintando manchas de brillo labial por todo su rostro. Algunas familias eran mucho mas reservadas y solo se despedían con abrazos cálidos y sinceros. Por último estaban esos niños que se abrazaban a las piernas de sus padres para que estos no los dejaran solos.

Simplemente patetico.

Escuche un grito a mis espaldas y me gire.

Una niña se encontraba tirada en el pasillo, se frotaba la rodilla con la palma de su mano, mientras que con la otra eliminaba los restos de lágrimas de sus ojos, unos niños a sus espaldas se burlaron de ella y eso solo logro que ella se afligiera mas.

Me acerque a ella y me agache a su altura.

–Hola – salude.

Levanto la mirada y se tenso completamente. Sus ojos grises me miraban entre lagrimas, trago un nudo de su garganta y pude percibir las pequeñas pecas que se adueñaban de sus mejillas.

–¿Estas bien? – interrogue al no tener respuesta a mi saludo.

Asintió y trato de ponerse de pie. Recargo sus manos contra el suelo y se apoyo en estas como soporte, esfuerzo que no valio la pena, ya que cayó de golpe de nuevo contra el suelo.

Exhale y me puse de pie para ofrecerle una mano.

Me observo por unos segundos antes de que las mejillas se le colorearán, tomo mi mano y lentamente la ayude a levantarse.

–Necesitas curarte eso – apunte a su rodilla.

–Me quitaron mi varita – murmuró por primera vez.

Me reí por lo bajo haciendo que ella sonriera a boca cerrada.

Sanentum – manifeste un susurro haciendo que su rodilla sanará en menos de dos segundos.

Abrió los ojos como platos al ver como el raspon había desaparecido por completo.

–¿Como hiciste eso? – cuestiono emocionada.

Me encogí de hombros.

–¡Ni siquiera necesitaste la varita! – comenzó a brincar como una niña pequeña.

Bufe y la mire con el entrecejo fruncido.

–¿Cuantos años tienes? ¿Ocho?

Se paro de golpe y me miro ofendida.

𝐂𝐀𝐓𝐀́𝐒𝐓𝐑𝐎𝐅𝐄 | 𝐓𝐎𝐌 𝐑𝐈𝐃𝐃𝐋𝐄.Where stories live. Discover now