La familia Beauvoir esta de regreso en el mundo mágico.
El matrimonio sangre pura esta dispuesto a conseguir su lugar de prestigio dentro de los sagrados veintiocho.
Sera demasiado fácil para la familia con la capacidad nata de controlar al minist...
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–¡Eres demasiado molesto! – lo acuse.
–¡Chiara, por favor! – rogó.
–¡Te he dicho que no!
–¡Solo una cita!
–No.
–Por favor – juntó las palmas de sus manos, implorando.
Gire los ojos y le di un golpe con mi dedo en la frente, ganándome una mueca ofendida de su parte.
–Ni siquiera somos amigas, no puedo conseguirte una cita con ella, y si pudiera, no lo haría.
–¿Por qué? – interrogo.
–Adrian.
–¿Si?
–Literalmente estoy sentada sobre tu regazo, frente a toda la sala común, ¿Crees que Astoria quiera salir contigo cuando estas haciendo este tipo de espectáculos?
Se encogió de hombros.
–Pero tu y yo no estamos en una relación.
–Aun así, si a mi me interesara alguien de esa manera, preferiría sacarle los ojos yo misma antes de ver como se restriega con otra persona.
–Exiges mucho.
–Y tu eres muy poco – ataque.
Comenzo a reirse abiertamente, reforzo mucho mas el agarre contra mi cuerpo, uniendonos un poco más.
–No se como me fue imposible enamorarme de ti cuando eres tan romántica.
–Tengo muchas cualidades, gracias por recordármelas.
–¿De qué tamaño tienes el ego?
Una sensación extraña se implanto en mi pecho, haciéndome fruncir el entrecejo.
Antes de que pudiera contestar, reparáramos el sonido de un carraspeo a nuestras espaldas.
Sonreí abiertamente al enfocar el rostro de Tom Riddle.
–Hola, guapo – agite mis pestañas.
–¿Que haces aquí? – cuestiono, con la mandíbula apretada, observando directamente la mano de Adrián que descansaba sobre mi regazo.
