Capítulo XXIII - Motín

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La vida en prisión es dura al principio, pero uno debe adaptarse rápido, de lo contrario vas a pasarla mal, ya saben un guardia abusivo, algun compañero de celda agresivo, son cosas con la que vas a toparte en algún momento, curiosamente no hemos visto a ese guardia bastardo, ese que hace temblar a los más rudos de la prision, Dios ese imbécil dejó sin dientes a un pobre diablo que lo escupió, preguntó a otro guardia y me dicen que se reporto enfermo.

Ya pasaron ocho años desde el atraco al banco, la adrenalina que me provocaba el disparar mi arma era indescriptible, ahora solo pienso en mi libertad, mi primer intento de fuga fue un rotundo fracaso, debo hallar el modo de salir de esta maldita prisión.

Hemos permanecido en nuestras celdas desde hace algunos dias, los guardias no dan una explicación del porqué, solo podemos especular en base al ruido de esos helicópteros que parecen dirigirse a la ciudad. Amanece y por fin habrén las celdas, no parece haber guardias a la vista, algo no esta bien.

Me dirijo al patio cuando se escuchan fuertes gritos que bienen del comedor, algunos nos dirigimos de inmediato, lo que presenciamos es una locura, un guardia abriendo el abdomen de otro mientras mastica sus intestinos, que espectáculo tan atroz, de inmediato reina el caos, se escuchan más gritos que provienen del patio, siento que tocan mi espalda, me volteo y es mi compañero de celda hablándome aunque no escucho nada de lo que dice, hay un silencio ensordecedor, casi al instante se escucha una fuerte explosión que sacude toda la prisión, ¿que diablos sucede?, solo escucho decir a los demás prisioneros, ¡Motín....!.

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