Capítulo CLXVI - Matadero

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Mis ojos se habren mientras recupero poco a poco la conciencia, estoy sentado en un suelo humedo, mi espalda se siente fria, casi no veo nada, esta oscuridad es casi total. Me tienen en una habitación junto a otros que han capturado, intento hablar pero una mano rápidamente me tapa la boca, inmediatamente escucho una voz por detrás que me susurra al oido, "Silencio no hables o vas a llamar su atención", retira su mano de mi boca y me susurra nuevamente al oído, "escucha...".

(Sonido de gruñidos, seguido de lamentos y gritos de dolor y agonia)

El tiempo parece pasar muy lento, hasta que de pronto siento que algo se acerca, puedo escuchar como sujetan a alguien, mientras este grita y súplica por su vida, no pasa ni un minuto y algo me sujeta fuertemente del cuello, intento forcejear pero esa cosa es muy fuerte, con mucho esfuerzo tomo una navaja que tenia oculta en mi bota y rápidamente apuñaló a esa cosa en lo que parece ser su rostro, inmediatamente me suelta y aprovecho para salir corriendo, poco a poco empiezo a ver mejor mi entorno, no cabe duda estoy en las alcantarillas.

Estoy intentando buscar una salida de este maldito lugar, por suerte puedo ver una luz al fondo, intento llegar pero el agua me llega a las rodillas, lo que hace que sea difícil el correr, debo darme prisa o esas cosas me alcanzarán. Finalmente llegó al final, la luz del sol me deslumbra un poco al principio, pero después me permite ver el mar, sin pensarlo dos veces saltó hacia él. Nado tan fuerte como puedo hasta finalmente llegar a la orilla, una vez allí me dispongo a salir de este infierno llamado Port Royal.

No se por cuanto tiempo he caminado, tengo los pies destrozados, por suerte el sol aun esta presente, de pronto y sin previo aviso puedo ver un vehículo acercarse, Dios... me han visto, estoy por llorar de felicidad, lucen algo asustados y sorprendidos al verme, no los culpo. Al parecer son un grupo enviado a investigar el paradero de todos nosotros, me llenan de preguntas mientras regresamos a casa, la verdad no se que responderles, pasan dos horas y finalmente veo el asentamiento, bajo del vehículo y puedo ver a mi compañera correr hacia mi, y tras de ella puedo ver también a los familiares y conocidos de todos aquellos hombres y mujeres que junto a mi fueron enviados a ese matadero.

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