Capítulo 31

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El comienzo del fin de lo nuestro

Beth


El corto mes de febrero llegó a su fin, Aldemar y yo la pasábamos muy bien juntos. Nos veíamos cada vez que teníamos oportunidad y salimos de paseo a diferentes pueblos de la isla, visitamos las playas, los ríos y lugares turísticos.

El famoso día de la amistad y el amor, comimos comida japonesa y después entramos al cine para disfrutar de una buena comedia romántica. Aldemar me regaló una enorme caja con chocolates junto a un pequeño perro afelpado y, yo le compré un libro, una historia de fantasía moderna que le oí mencionar le gustaría leer.

Mis padres estuvieron muy ocupados en esas semanas con sus compromisos así que, era Micaela la encargada de supervisarme. La buena Micaela se hizo de la vista gorda ante mis salidas, aunque a veces la pescaba mirándome con una mezcla de preocupación y sospecha.

Yesenia no dejaba de reclamarme mi supuesto abandono, decía que estaba segura de que yo estaba enamorada y exigía saber el nombre y todos los detalles sobre mi supuesto enamorado, pero Yesenia sabia más de lo que decía, solo buscaba que fuera yo quien le confirmara.

Aldemar mencionó a Yesenia en algunas ocasiones, decía que no quería que me alejara de ella y su hermana Maggie por su culpa. Yo le prometía llamarla más a menudo y salir de vez en cuando con ella, pero lo cierto era que mi persona favorita era él y en esos momentos sentía que no necesitaba a nadie más.

Cuando veían la oportunidad, mis padres se interesaban en mis salidas, ellos suponían eran con mis amigas del colegio. Papá mencionó a Diego y, me preguntó porque no lo había vuelto a llamarlo. Eso me confirmó que Diego le fue con la queja ya que, hacía semanas que no nos veíamos y tampoco le contestaba sus llamadas telefónicas. Con evasivas y falsas promesas escapé en esa ocasión del interrogatorio de mi padre.

La verdad era que no cambiaría mi vida por la de nadie y, si había algo que nublaba un poco mi felicidad era la timidez de Aldemar que le impedía acercarse más. En ocasiones, me sentía incómoda cuando unos inmensos deseos por besarlo se apoderaban de mi.

Y era que, bajo sus suaves caricias yo deseaba más y con desilusión me daba cuenta de que él no pasaría de unas cuantas caricias y abrazos. Y lo peor era que, estaba segura de que Aldemar deseaba mis besos como yo los de él.

Cuando nos encontrábamos cerca, sentía que Aldemar ansiaba mis besos, pero una barrera invisible entre nuestros labios, una barrera colocada por él le impedía avanzar. Y yo no sabía por qué. 

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Marzo inició con una invitación sorpresa de Aldemar para que fuéramos a comer a su casa un domingo. Él dijo que deseaba que conociera mejor a su familia y compartiera con ellos.

La noche cuando lo comentó me desvelé pensando e imaginando lo que esa invitación podría significar. Tuve que hacer un gran esfuerzo por evitar que mi imaginación volara y me llevara por caminos llenos de ilusiones.

Por otro lado, pudiera yo estar esperando demasiado de él, después de todo Aldemar era un chico moderno de diecisiete años que quizás no veía la necesidad de actuar con tanto formalismo, aunque ser informal no cuadraba con el carácter y la manera de ser de mi amigo.

Sin embargo, podría ser que Aldemar nunca pediría con palabras lo que tanto yo esperaba, que fuera su novia. Quizás sería algo que daría por hecho.

Las dudas sobre el futuro de nuestra relación persistían y en ocasiones, me mortificaban tanto que necesitaba dejar escapar un grito jalándome los cabellos.

Amanecer junto a ti 🧡 En físico por Amazon 04/15/2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora