Capítulo 51

23 7 11
                                    



Extrañándote niña preciosa

Aldemar


De pronto me vi con mucho tiempo libre, entre los días que iba al albergue y las horas que pasaba frente al mostrador del colmado ayudando a mis tíos. Aproveché para buscar unos documentos que necesitaba para la universidad, tratando distraerme lo suficiente para que fuera menos la añoranza por Beth.

—Cuando Aldemar comience sus estudios tendremos que buscar un ayudante, Hernán —comentó Mercedes una tarde.

—Siempre sacaré tiempo para ayudarlos, tía —mencioné de manera segura. Pensaba que nunca podría dejar de lado a mis tíos.

—Lo sé amor, pero vas a estar muy ocupado —dijo ella.

—Cuando llegue el momento se resolverá. —Fue lo que contestó Hernán muy serio. A mi tío no le agradaba la idea de contratar a un extraño.

Beth no dejaba de llamarme contándome todo lo que hacía en sus paseos y lo emocionante que fue volver a ver la ciudad de Nueva York con su esplendor y presencia. La ciudad de los rascacielos era la uno de los lugares más cosmopolita del mundo y, a pesar de lo sucedido el 11 de septiembre del 2001 conservaba su encanto.

Muchas de sus llamadas fueron interrumpidas por sus padres, así las cosas, Elizabeth prefería llamarme cuando se encontraba a solas en su habitación ya tarde en la noche.

—Mañana en la noche vamos a Broadway, mis padres quieren ver un musical —comentó en una ocasión. Oír su voz me provocaba calma y bienestar. También aplacaba algo la añoranza que sentía, aún cuando Beth solo llevaba dos días lejos de mí. Mi novia  no negaba que estaba disfrutando mucho del viaje junto a su familia, pero tampoco que me extrañaba tanto como yo a ella.

*************************

Unos días antes del regreso de Elizabeth sucedió algo que ahora pienso pudo desencadenar los acontecimientos venideros. Esa tarde en particular me encontraba solo a cargo del negocio, pues mis tíos se tomaron el día libre. Había sido un día lento, y yo me entretenía oyendo música y dibujando en mi libreta. Poco después de las cuatro de la tarde, escuché la campana de la puerta que anunciaba la llegada de clientes, cuando alcé la vista vi a Limarie muy sonriente acercándose a mí.

—Hola Aldemar —saludó inclinándose sobre el mostrador para darme un beso en la mejilla, costumbre que yo no practicaba. No pude evitar notar su blusa blanca de escote algo abierto, mostrando sus firmes senos— .No me digas que estás solito.

—Lo estoy ¿qué se te ofrece? —pregunté y dejé al lado la libreta donde hacia el boceto de un paisaje de árboles que pensaba regalárselo a mi tía.

—Pasé a recoger el libro de recetas que Mercedes ofreció prestarme, Raúl está por cumplir años y quiero hacerle un pastel —Limarie sonrió abiertamente agitando sus largas pestañas, y solo me imaginé que diría Beth si pudiera verla.

—La tía no está, Limarie y no me dijo nada sobre ese libro. Si quieres regresa mañana —dije y saqué mi i pod del bolsillo trasero de los jeans buscando enviarle un claro mensaje de que se fuera.

—Eres un antipático, no sé cómo tu noviecita te soporta —dijo ella, pero permaneció de frente a mí, sonriendo.

—Dejémoslo así, vuelve mañana —dije sin dejar de mirar el aparato reproductor de música— .Tengo cosas que hacer.

—Si, como sentarte aquí a oír música y atender dos o tres clientes —dijo sin ocultar su burla— . Vamos sube a buscarlo, ¿qué te cuesta?

—Me cuesta dejar la tienda sola —dije con obviedad.

Amanecer junto a ti 🧡 En físico por Amazon 04/15/2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora