||Antes era una simple barista. Ahora pateo cabezas de caminantes y les hago la vida imposible, cariño||.
Dónde Daryl Dixon conoce a una mujer muy parecida a él pero a la vez totalmente diferente.
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Dónde Hope Payne hace lo imposible por proteger lo...
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Otro maldito día en esta maldita vida.
El plan de Rick funciona. Estamos caminando entre los muertos y ninguno de ellos nos presta atención, creen que somos iguales a ellos. El sol poco a poco comienza a bajar y cuando anochezca será peor. Nuestro objetivo es llegar a la armería, pero pienso que ni con mil balas acabaremos con todos.
—Bien —murmuró Rick deteniendonos en una casa— plan nuevo. No nos basta con algunas pistolas. Hay demasiados caminantes dispersos. No iremos a la armería. Necesitamos dos autos en la cantera. Manejamos todos, los rodeamos. Nos vamos y regresamos. —Ok —dijo Jessy— pero que pasa con Judith, la ida y vuelta a la cantera será... —Yo la llevo —dijo Gabriel— estará a salvo en mi iglesia hasta que vuelvan. —¿Puedes hacerlo? —Se supone que si. Debería. Lo haré —Rick asintió y Carl le pasó a la niña a Gabriel. Este la abrazo contra su cuerpo mientras la arrullaba por lo bajo. Le está confiando a su hija, uno de sus más grandes tesoros. —Lleva a Sam —dijo Jessy. —No —dijo el niño— no voy a dejarte. —Sam. —Mamá, no. Yo puedo hacerlo. Puedo acompañarlos —Jessy asintió y el sacerdote de marchó a paso lento entre la multitud de caminantes llendo hacia la iglesia. —Oye, lo va a lograr —Jessy alentó a Rick; desde que llegamos aquí, Rick le perdió la confianza al sacerdote, así que es entendible que esté preocupado por su hija— estará bien. Estoy segura. —Sam —Rick le tendió la mano al niño y luego, de nuevo nos unimos como una cadena. Yo tomé la mano de Michonne, quien quedó al último, y la mano de Ron.
Al pasar entre los caminantes, y tan cerca, pude ver sus rostros. Normalmente nunca me tomo el tiempo de observarlos o de pensar en ellos, y ahora me doy cuenta de que ellos también fueron como nosotros, o incluso ni siquiera tuvieron la oportunidad de pelear. Padres y madres, esposos y esposas, abuelos, hijos, primos, profesionistas y empleados. Gente que tenía una vida antes de este desastre.
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La oscuridad reinó y apenas íbamos a mitad del camino. Continuamos tomados de la mano sin separarnos. Podía sentir el miedo de Ron cada vez que apretaba mi mano así como el terror en la mirada del más pequeño del grupo.
—Sam —escuché el susurró de Jessy y como nos detuvimos— Sam, vamos. Muévete. —Sam, mira a mamá —le dijo Ron. Noté que Sam comenzó a llorar y que algunos caminantes pasaron a nuestro lado poniendo atención como si entendieran. —Van a atacarnos —dijo Michonne. —Sam, vamos —solte la mano de la morena para ir hacia el niño y arrastrarlo si era necesario, pero los caminantes me empujaron y caí al suelo. Levanté la mirada y vi como el pequeño era devorado por todos los que estaban hambrientos al saber que se trataba de un humano.
