IV

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4

Después de toda aquella discusión, cansado y con dolor de cabeza sé acostó en su cama, su lastimado cuerpo iso que cada movimiento sea más doloroso, al estar acostado y mirando el techo, pensando sobre todo lo que sucedido en aquella reunión.

Sus ojos pesaron, donde poco a poco comenzo a conciliar el sueño.

Como odia a Rusia

Con ese pensamiento, acabo durmido. 

➢1941

Vagando por las ferias calles de su territorio, donde podía ver a aquellos hombres de golpeando a su gente, siguió su andar ignorando a aquello militares que trabajaban para su padre, su estómago se removia por el hambre.

Su gente no comia, los pocos que si aceptaron ser parte del territorio soviético, comían en pequeñas cantidades, no era novedad el hambruna, su cuerpo tembló ante la fría brisa que lo podía llevar si esta fuera más fuerte.

Sufría de anorexia, estaba tan flaco y débil, algunas erridas causa por su molesto hermano Rusia, el orgullo de su padre.

Se tiro al suelo cansado de caminar, mientras lluvia blanca a la cual llamaba de nieve causa sobre su cuerpo, no le molestaba, talvez así tendría más calor. 

Lo último que vio antes de caer rendido, fue una figura llegó volando, unas grandes alas blancas, que el sol lo iluminaba. Hermoso Ángel.

...

Despertó poco a poco, sentía un calor inigualable, su estómago se removió a causa del ambre y un aroma a pan recién salido del horno lo desperto.

Miro a su alrededor, la única luz era de aquella chimenea en frente suyo, aquel brillante fuego aquel llamativo calor, miro al rededor, no estaba en casa de su padre.

El sofá sin saber el color de este a causa de la oscuridad era suave, había como tres almuadas esponjosas y dos sabanas la cual cubría su esquelético cuerpo, trago saliva, mientras buscaba con la mirada el lugar proveniente de aquel exquisito aroma.

Entre cerro sus ojos con temor al notar a una figura acercarse, con miedo se escondió debajo de las sabanas, escuchando los pasos que se detuvieron en frente suyo. Aquel joven de esvástica río suavemente, dejando aquel plato de sopa de arroz junto a unos panes recién preparados en la mesa de vidrio que están frente al sofá.

– Hab keine Angst Kleine, vielleicht bin ich hässlich, aber ich werde dir nicht weh tun.

(No tengas miedo pequeñin, tal vez soy feo pero no te are daño.)

Aquel pequeño niño, tembló, ese señor estaba invocando al diablo. No pudo evitar que leves lágrimas de acumularán en sus mejillas ante aquel miedo.

En cuanto al de bandera nazis soltó una suave risa, habría olvidado que al encontrarlo en los límites de los territorios, de la URSS con los suyos, suspiro con tranquilidad.

–Не бояться

(No tengas miedo.)

𝐒𝐮𝐞ñ𝐨𝐬 𝐂𝐨𝐧 𝐔𝐧 𝐀𝐥𝐞𝐦𝐚𝐧 Where stories live. Discover now