18 - Chloe II

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Los ojos de Ladybug se abrieron como platos en cuanto reconoció a la mismísima Chloe Bourgeois saliendo de detrás de la pila de bidones. Su compañera de clase avanzó hasta colocarse al lado de Chat Noir. Estaba un poco nerviosa, pero mantuvo la cabeza bien en alto, con el orgullo que solía caracterizarla.

Sin embargo, no dijo nada, ni ella ni Chat. Ambos se limitaron a esperar a la reacción de Ladybug, que fue una confusión absoluta.

Ladybug miró a Chloe, luego a Chat, luego otra vez a Chloe, y finalmente preguntó:

―¿Qué está pasando aquí?

Chat suspiró aliviado. El enfado en su voz era más suave del que había previsto.

―¿Recuerdas cuando descubrimos que tu Lucky Charm en la pelea contra Volpina estaba señalando a Chloe? Dedujimos que Hawk Moth iba a reclutarla. Bueno, pues... yo pensé que... en fin... pensé que nosotros podríamos reclutarla primero.

Ladybug parpadeó confusa.

―No entiendo ―admitió.

Se había preparado para el mar de lágrimas de Chat, así que la aparición de Chloe en un momento que se suponía que iba a ser íntimo la fastidió más de lo que estaba dispuesta a admitir.

Pareció que Chloe iba a hablar, pero Chat la detuvo con un gesto. Ambos intercambiaron una mirada de entendimiento: era mejor que él diera las explicaciones.

Había tanta complicidad en esa mirada que Ladybug sintió una punzada de... ¿celos?

―Adrien Agreste nos puso en contacto ―comenzó Chat―. Él la convenció para que nos ayudase. El plan original era que, en cuanto Hawk Moth llevase a Chloe a su guarida, el GPS de su móvil nos revelaría su escondite. Por desgracia... no ha salido como esperábamos. La señal GPS se perdió en cuanto Hawk Moth usó el poder de Kaalki. No sabemos si fue porque el miraculous del caballo causó alguna interferencia o porque su guarida tiene algún tipo de sistema de seguridad.

Chat hizo una pausa para asegurarse de que su lady lo estaba entendiendo, pero la expresión de pasmo en el rostro de Ladybug no le dio buena espina. No sabía en qué estaba pensando su compañera, pero fuese lo que fuese, no era lo que Chat había previsto. Chat había anticipado que estallaría en gritos y lo acusaría de traición, y a esas alturas lo hubiera preferido.

―¿Por qué no me lo consultaste? ―La voz de la heroína fue apenas un susurro. Tenía la boca seca.

Ahí estaba: la sorpresa mezclada con una ligera traición. Chat se estremeció, sintiendo una punzada de arrepentimiento, pero se mantuvo firme. Ella siempre llevaba a cabo planes sin consultarle, como darle el miraculous de la creación a Scarabella. ¿Por qué no podía él tomar la iniciativa por una vez? Así que Chat tomó aire y explicó:

―No lo hubieras permitido. No tuve más remedio.

―Actuaste a mis espaldas.

Ladybug no sonaba enfadada ―aunque lo estaba, un poquito―, sino perpleja. Chat jamás había actuado a sus espaldas. Es más, jamás había actuado por su cuenta, por lo menos no cuando se trataba de estrategia. Y de repente, había hecho las dos cosas.

Pero Marinette no fue capaz de enfadarse con él. No después de la noche anterior. En aquel momento era incapaz de ver a Chat sin las lentes de compasión que se habían pegado a sus ojos.

Ladybug escrutó el rostro de su compañero en busca de algún tic nervioso que lo delatase, de algún rastro de las lágrimas de anoche, pero no había nada. Era como si Chat se hubiera deshecho mágicamente de la tristeza, solo que eso no era posible.

Última jugadaWhere stories live. Discover now