Liszt - Liebestraum No.3 (2)

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Un ruidoso claxon en la calle hizo despertar a Sasori, quien se asustó al principio pues no estaba lo suficientemente avivado aún para recordar lo que había acontecido por la noche

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Un ruidoso claxon en la calle hizo despertar a Sasori, quien se asustó al principio pues no estaba lo suficientemente avivado aún para recordar lo que había acontecido por la noche. Pocos segundos después fue consciente de ello y se avergonzó de sólo pensar en lo que había hecho en medio del calor irracional de la pasión. Pero eso no era todo, ¿cómo demonios un hombre como él había logrado acostarse con alguien como el psiquiatra Kakashi Hatake?

¿Por qué el susodicho lo estaba abrazando por la cintura?

Claramente sabía el por qué, pero era difícil de creerlo.

Desde el momento en el que lo vio en la primera cita, se le figuró como un elegante y atractivo hombre de gran porte con el cual alguien como él ni siquiera podría soñar, pero sucedió.

Trató de levantarse de la cama para hacer el desayuno, pero le fue imposible pues apenas Kakashi percibió sus intenciones, lo abrazó más fuerte para que no se fuera. Ya estaba despierto desde hace unos minutos.

—Suéltame. —reprochó el pelirrojo.

—¿Por qué habría de hacerlo? —cuestionó el psiquiatra, aún adormilado y acercando su nariz al suave cuello del contrario para llenarse de ése aroma tan adictivo y dulce.

—Porque tengo que preparar el desayuno para que te vayas a trabajar con el estómago lleno en un par de horas. ¿Con eso te basta o necesitas otro motivo?

Antes de permitir que Hatake respondiera, el teléfono en la sala comenzó a sonar, terminando sin más alternativas que dejar ir al pelirrojo. Perezosamente se sentó en el borde de la cama, bostezó y fue a lavarse la cara para terminar de despertarse, escuchando en el ínter la conversación de Sasori con su marido.

—Entonces... ¿ese tratamiento está funcionando? —cuestionó el pelirrojo.

—¿Pues qué no escuchas? ¡Tenemos dos minutos hablando por teléfono y no he tosido! —Sasori suspiró aliviado y soltando una pequeña sonrisa. Le alegraba saber bien a Deidara.

—¿Y cómo diste con ese neumólogo? —quiso saber. Era el primer doctor de todos con los que habían ido que reflejaba resultados.

—Eh... es amigo de mi... —se mostró un poco incómodo. —Ya sabes, ¿no? De hecho él me está pagando el tratamiento.

—Entiendo... —Sasori iba a alcanzar su cajetilla de cigarros que siempre dejaba al lado del teléfono, pero Kushina, que entró por la noche al departamento mientras él estaba en la reunión, la reemplazó también con chicles de nicotina. Soltó un suspiro y abrió la caja para comer uno.

—¿Y tú? ¿cómo estás? —preguntó Deidara, un poco inseguro.

—Bueno... —Miró a Kakashi de reojo, quien ahora estaba husmeando en el refrigerador. Regresó a sonreir ligeramente con un sonrojo tenue al sentirse dichoso. —Felíz, yo... También estoy con alguien... Justo ahora. —Mientras más lo decía, más bajaba el volumen de su voz. No es algo que confesaría, pero después de todo el vivir en unión libre las últimas semanas había sido su mutuo acuerdo.

Solamente Corazones Solitarios.『KakaSaso』 Where stories live. Discover now