El lenguaje de las flores. [manjiro & haruchiyo)

1. Cerezo

"Cerezo (桜): pequeño amante,
lo efímera que es la vida."

La debilidad de Haruchiyo es ser enamoradizo, demasiado enamoradizo. Desde que es un niño se ha sentido atraído con mayor facilidad a las personas, su hermano mayor solía decirle que era como una abeja, volando de flor en flor, pero jamás le prestó o dio importancia a sus palabras, después de todo no convivía demasiado con él o con su hermana menor, convivían más que todo por meros modales: al momento de comer y cuando debían acompañar a su padre a fiestas de negocios, pero la mayor parte del tiempo se la pasa con sus amigos o encerrado en su habitación, encontrándose a sus hermanos compartiendo tiempo de calidad juntos las pocas veces que decidía salir de su habitación.

El punto es que suele sentirse enamorado con facilidad, las personas son bellas y Haruchiyo tiene un ojo impecable al momento de fijarse en una persona. Lo primero que ve es la apariencia, luego analizaría su comportamiento y dependiendo de esos dos factores su enamoramiento podía durar o no, nunca le importó este defecto suyo porque simplemente no formalizaba las relaciones, ni siquiera se acercaba a las personas de las que se enamoraba porque sabía que era algo efímero y nada más.

Hasta que conoció a Manjiro.

Fue el verano de 2017 en la Universidad de Tokio, la facultad de derecho organizó una fiesta descomunal en el campus de la universidad, tan grande que incluso alumnos de otras universidades pudieron entrar sin problemas, después de todo, la idea era recaudar dinero para uno de los proyectos de la facultad. Al principio, Haruchiyo se había negado, ser estudiante de medicina no es una cosa sencilla, su agenda siempre está ocupada y cuando por fin logra tener tiempo decide ocuparlo para descansar, sin embargo, Rindou Haitani —su mejor amigo— le insistió durante días, pues no quería estar solo después de que su hermano mayor, Ran, le dijese que estaría con los de su facultad esa noche.

Después de muchas insistencias, terminó cediendo, quizás le hacía falta un poco de diversión, pero le había advertido a Rindou que no se quedaría mucho tiempo porque al día siguiente tenía prácticas en uno de los hospitales de Kioto, tenía que salir de Tokio antes del mediodía para llegar a tiempo.

No era que no le gustaran las fiestas, de hecho, durante su adolescencia salía todos los fines de semana con Rindou y otros de sus amigos a bailar, beber y tener sexo, fue una época dorada donde no tuvo que preocuparse por si debía estudiar para un examen de anatomía al día siguiente. Ahora que estaba en una de las universidades más prestigiosas del mundo y estudiando una carrera más complicada que la vida misma, no podía darse el lujo de perder un sólo momento.

— Luces como cuando teníamos 16. — le dijo Rindou, sentado desde su cama.

— ¿Crees que tengo cara de adolescente? — bufó.

— Siempre te has visto joven. — se encogió de hombros y dejó de prestarle atención.

Haruchiyo siguió viéndose en su espejo de cuerpo completo, arreglando los últimos detalles de su vestuario. Llevaba unos jeans negros, una camiseta gris y unos tenis blancos, probablemente se veía como uno de los tipos de crepúsculo pero en ese momento no le importó demasiado, peinó con sus dedos su cabello rubio, batallando por algunos segundos con los rebeldes mechones que seguían cayendo en su frente.

Rindou fue simplemente vestido con unos jeans negros rasgados, una camiseta negra y tenis rojos. Su cabello morado estaba suelto pero arreglado, así que no se miraba mal.

— Oye, tu hermano es un imbécil.

— Dime algo que no sepa — sonrió con gracia, escogiendo una chaqueta de cuero para completar su vestimenta — ¿Ahora qué hizo Mr. Perfecto?