4. Ulmaria

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Ulmaria (ウルマリア): Inutilidad.

Haruchiyo se había ido. Manjiro mantuvo una sonrisa hasta que el auto estuvo lo suficientemente lejos para asegurarse de que el temblor de su labio inferior no se notara, soltó de golpe todo el aire que había estado reteniendo y regresó a la casa. Emma recién había terminado de lavar los platos y estaba secando sus manos con una toalla, mientras que Shinichiro seguía sentado en la mesa del comedor con su taza de café ya casi vacía.

Realmente no le gustó la idea de que Haruchiyo tuviese que irse tan lejos cuando hacía unas horas logró tenerlo de vuelta. De todas formas entendió que Haruchiyo era una persona responsable e independiente que sólo velaba por su bienestar, y eso lo hizo feliz en abundancia.

Subió a su habitación arrastrando los pies, debía terminar el diseño de un centro comercial en el que había estado trabajando por dos semanas, pero no podía completarlo porque se quedó sin ideas a mitad de la planificación. Debía terminar el plano, construir el centro comercial de forma digital y también construirlo en una maqueta, se entregaba en dos días y ni siquiera tenía la mitad concluida.

Se sentó frente a la mesa y tomó el lápiz 4H para trazar algunas líneas guías aún si no sabía con exactitud cómo seguir el diseño, estaba teniendo un fuerte bloqueo creativo.

— Hey... ¿Aún tienes problemas con eso? — Emma preguntó con dulzura, poniendo sus manos encima de los hombros de Manjiro.

— Terminé la segunda planta — dijo y cubrió su rostro con sus manos en señal de frustración, el lápiz aún entre sus dedos —. No tengo idea de qué poner en la tercera planta y aún debo hacer el estacionamiento subterráneo.

— ¿Qué tal si usas algunos muros por aquí y en la zona izquierda colocas un área de descanso? — sugirió, tomando el lápiz en la mano de su hermano. Manjiro siguió atentamente los trazos de su hermana encima del papel —. Al lado podrías dejar un ventanal que cubra el 70% del espacio en la pared y lo sobrante podrías dejarlo como pared de un color neutro.

— ¿Qué te parece un beige? — Manjiro tomó su libreta y comenzó a hacer un boceto — Podría dejar ese mismo espacio para colocar alguna decoración grande.

— Sí, eso estaría bien. Podrías usar esta planta para cafeterías, por lo general suelen ser mucho más silenciosas, así que tienen una relación con el área de descanso que propones.

— Gracias, Emma. Me ayudaste bastante. — dijo, dejando un beso en su mejilla.

— Es un placer, Mikey — sonrió y dejó el lápiz en la mesa —. Iré a terminar mis proyectos, te veo en el almuerzo.

— Suerte.

— Suerte para ti también, te quiero.

Nuevamente la sonrisa se le borró tan pronto como estuvo solo, se levantó y cerró la puerta de su habitación sin hacer mucho ruido. Volteó a ver la mesa con el plano encima, los garabatos de Emma a penas visibles, pero perfectamente claros en la cabeza de Manjiro. Apretó los puños y respiró con profundidad, sintiendo la tensión subírsele hasta la cabeza.

Al estudiar la misma carrera que su hermana, Manjiro hacía constantes comparaciones entre sus proyectos y los de ella, terminaba enojado con él mismo durante días por no ser capaz de ver las cosas de la misma manera en la que Emma lo hacía. Emma tenía una imaginación digna de admiración, por eso sus proyectos eran seleccionados para ser puestos en las exposiciones de la facultad; los suyos también eran expuestos entre los mejores, pero Emma siempre recibía todos los elogios.

No estaba molesto con su hermana, ella no tenía la culpa de nada, pero la envidiaba tanto que lo hacía repudiarse por sentirse de esa forma. En ocasiones se cuestionó si realmente pertenecía a esa carrera, porque se sentía más abrumado que emocionado por ella.

El lenguaje de las flores. [manjiro & haruchiyo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora