13. Rosa Japonesa

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Rosa japonesa (日本のバラ): La hermosa tristeza.

Las hojas secas se acumulaban en los alrededores del hospital por aquel entonces, crujiendo ante el más mínimo contacto, los árboles a penas y tenían hojas, era otoño después de todo.

Haruchiyo caminaba detrás de sus padres, mirándolos con cierta melancolía. Su padre había estado visitando regularmente a su madre desde hacía tres meses, se encargaba de hacerle compañía por al menos una hora todos los días hasta que llegaba el fin de semana, es decir, cuando era el turno de Haruchiyo de cuidarla; pero ese fin de semana había sido ligeramente distinto.

Había llegado un poco más tarde de lo usual debido a que se quedó dormido, estaba a punto de disculparse con su madre por la tardanza cuando la figura alta de su padre lo sorprendió en medio de la habitación, hablando amenamente con ella. Era sábado por la mañana, y generalmente su padre tenía alguna junta con los altos puestos de la empresa, así que le sorprendió verlo tan relajado, sin su traje puesto, vestía ropa casual. Fue entonces cuando lo sorprendieron diciéndole que esa misma tarde le darían el alta a su madre.

Era increíble, después de poco más de siete meses, su madre por fin podría volver a casa, y eso lo hacía extremadamente feliz, tanto que quiso llorar en ese momento. Fue a eso de las 15:20 que le dieron el alta a Akiko Sanzu, pero ella pidió dar una última vuelta por el área verde —que ahora se encuentra cubierta de hojas secas— del hospital. Ninguno de los dos pudo negarse en realidad, así que accedieron a su petición de inmediato.

Y entonces, ahí estaba, viendo a sus padres hablar y reírse como jamás pensó que volvería a pasar. Lucían aún muy enamorados, y Haruchiyo aún se cuestionaba por qué es que su padre había comenzado a actuar con tanta bondad de la noche a la mañana. Era tan ridículo y a la vez sorprendente, pero tenía que admitir que desde que su padre comenzó a visitarla, ella lucía mucho más feliz y su condición había comenzado a mejorar.

— Bien, creo que es suficiente por hoy. Deberíamos ir a casa — su padre acomodó el abrigo de su esposa —. Celebraremos que estás de vuelta.

— No creo que eso sea una buena idea. — dijo sin pensarlo, captando la atención de sus padres.

— ¿Por qué dices eso, Haruchiyo?

— Senju y Takeomi no querrán tenerla ahí, es todo. Ni siquiera estoy de acuerdo con que mamá regrese a casa, podría quedarse conmigo en mi apartamento.

— Haru — ella dice con dulzura, acercándose a él —, a pesar de todo, ellos-

También son tus hijos, sí, ya sé — bufó —. Entonces, si vas a quedarte ahí, simplemente regresaré a la mansión.

— Creí que querías irte lo más pronto posible de casa. — dijo su padre.

— Y no te equivocas, pero ahora puedo soportar esa tortura de nuevo, las cosas han cambiado un poco — murmuró un poco avergonzado de admitirlo en voz alta —. Realmente no es problema, a menos de que Senju ya haya demolido mi habitación.

— Está intacta. — aseguró.

— Bien.

Incluso si su padre tenía razón al decir que siempre quiso escapar de esa maldita casa desde que regresó de Londres, para Haruchiyo era mucho más importante asegurarse de que su madre estuviera cómoda todo el tiempo, no estaba de acuerdo con que ella tuviera que regresar a la mansión, pero contradecirla los llevaría a una discusión demasiado alargada y —honestamente— Haruchiyo no tenía intenciones de pelear con su madre.

Sus padres subieron al auto luego de que el chófer les abriera la puerta. Haruchiyo acomodó su abrigo y pasó sus manos numerosas veces por encima de la tela, como si quiera desaparecer las inexistentes arrugas. Miró su teléfono con una sensación de pesadez en el estómago, tratando de decidir en qué responder a los escasos y cortos mensajes de Manjiro. Llevan aproximadamente un mes y medio en esta situación, se ven pocas veces, casi no hablan y cada vez se distancian más. Todo había comenzado en el apartamento de Haruchiyo aquel fin de semana después de que Manjiro se emborrachara en una fiesta.

El lenguaje de las flores. [manjiro & haruchiyo)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt