Capitulo 07

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Nicolás

Observó como la entrevistadora dejaba la grabadora en la mesa junto con una pequeña libreta y un lápiz. Ella me da una dulce sonrisa y yo sé la devuelvo con gusto y ubico mis manos en mis piernas mientras espero pacientemente que ella comience a realizar las preguntas que tiene para mí.

Ella presiona un botón en la grabadora donde una luz roja comienza parpadear y se aclara la garganta para comenzar con la entrevista.

—¿Todo bien?

—Veo una luz roja que parpadea, ¿Ya está grabando? —preguntó con una sonrisa en mis labios.

—Si, ya vamos a comenzar—dice el chico que es ayudante de la periodista y saca una computadora.

Asiento con mi cabeza y apartó los mechones que caen en mi frente.

—¡Oh, genial! —Exclamó, juntando mis manos por encima de la mesa y observó cómo la luz roja se apagaba—. ¿Seguro que está grabando? Porque la luz roja está parpadeando y no se queda encendida.

La entrevistadora me mira por un segundo antes de fijar la vista de nuevo en su libreta.

—Si, bueno... Debe parpadear en respuesta a tu voz.

—Oh, ya veo, sigue parpadeando—comentó con diversión y el ayudante prende un cigarro—. Gracias por aceptar entrevistarme.

La entrevistadora me sonrió dulcemente y miró de reojo al policía que se encontraba a mi espalda. Todas las mujeres caen por una cara bonita y es increíble cómo los mismos periodistas y la gente han cuestionado a los mismos policías sobre si realmente cometí esos crímenes o no. Y eso es una ventaja que voy a aprovechar en estos momentos.

—¿Me das un cigarrillo, por favor? —le pedí al sujeto.

—Oh, por supuesto—dijo un poco nervioso, mientras dejaba el cigarrillo y el encendedor con un poco de torpeza en el centro de la mesa.

Me llevé el cigarro a la boca donde le di una profunda calada antes de soltar el humo.

—Son buenos para la salud— comenté con un tono burlón.

La periodista soltó una risa por mis palabras.

—¿Ah, sí?

—Solo provocan un cáncer de tipo leve—le respondí, dándole otra calada al cigarrillo.

El ayudante se aclaró la garganta.

—Claro.

—Bueno, cuéntame un poco sobre ti, Nicolás ¿en dónde naciste? ¿Cómo fue tu infancia?

Asentí con mi cabeza y miré un segundo al techo para poner en orden mis pensamientos.

—Vivíamos en la calle Abizanda, en Madrid. Era la segunda casa desde la esquina, del lado occidental de la calle—solté una bocanada de humo—. Nos mudamos aproximadamente en el 2001 con mis padres y mi hermano.

Ella levantó la mano para interrumpir lo que estaba diciendo y me quede callado para que pudiera hablar:

—Te puedo hacer una pregunta, Nicolás ¿Por qué aceptas que yo te hiciera esta entrevista? Soy aún muy nueva y muchos otros periodistas con mayor reconocimiento te han pedido estas entrevistas.

La miré fijamente y ella se ruborizó con gran facilidad por mi mirada. «Y si es cierto que muchos entrevistadores muy reconocidos me han pedido una entrevista, pero no me interesaba ninguna de esas propuestas porque necesitaba alguien que fuera nuevo en este campo y digamos que algo ingenua»—pensé para mí mismo.

Hermosa DestrucciónWhere stories live. Discover now