Capítulo 36

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El emocionante suceso que había tomado lugar en medio del set de grabación de la serie, voló rápidamente a los oídos y ojos de la gran mayoría de integrantes del mundo del espectáculo, incluyendo aquellos que se dedicaban a publicar cosas sobre la vida privada de los actores o gente famosa, en general, por lo que no fue sorpresa para nadie cuando se anunció la fecha de la boda Pérez-Volkov y mucho menos fue sorpresa la cantidad de gente que se encontraba fuera del recinto en el que habían decidido realizar la ceremonia y fiesta tan solo un par de meses después (digamos que se tiene una gran ventaja para las reservas cuando tu cuenta bancaria está compuesta por un uno seguido de unos cuantos ceros).

—¡Horacio, mueve el culo, que los invitados ya llegaron! —le apuraba Gustabo, golpeando repetidas veces la puerta del baño en el que su hermano se había encerrado hace ya casi media hora—. Como estés dudando de haberle dicho que sí al ruso te juro que-

—¡No, coño! —se apuró a responder, con pánico de que se malinterprete su tardanza—. Estoy terminando mi maquillaje —aclaró, volviendo a centrarse en su trabajo y así poder terminar un delineado que había estado practicando toda la semana para el gran día pero que, ahora, por culpa de su nerviosismo y el condenado temblor de sus manos, se le estaba haciendo imposible de completar.

—¿Y qué coño hago yo entonces? —protestó, dándole la espalda a la puerta del baño y cruzándose de brazos.

—¡Yo qué sé, tío!

García suspiró pesadamente, pasándose una mano por el rostro y sorprendiéndose al ver la alta figura de Volkov entrar a la habitación en la que se encontraban. —¡Eh, eh, eh! No puedes ver al novio —se colocó entremedio del camino del ruso para evitar que entrara al baño—. Si tienes que preguntarle algo a Horacio, desde aquí afuera, que la diva está trabajando.

Viktor rodó los ojos y se acercó un poco más para que su prometido (y futuro esposo) pudiera oírle desde el otro lado de la puerta. —Люблю? (¿Amor?) ¿todo bien? —su voz sonaba bastante preocupada, pero aún así hizo sobresaltar al moreno del otro lado, haciendo que, sin querer, la línea del delineado se corriera exageradamente.

—¡Nooo! —exclamó, asustando al ruso.

—¡¿Horacio?! —Volkov intentó tomar el pestillo de la puerta, pero Gustabo volvió a interponerse, alejándolo más fácil de lo que hubiera creído.

—Tú te vas, yo me encargo —habló con seriedad, empujándolo fuera de la habitación—. Si está sangrando, yo te llamo —fue lo último que dijo antes de cerrar la puerta con llave en la cara del ruso.

—¡Gustabo! —Volkov golpeó la puerta una y otra vez, moviendo la manija para intentar entrar, pero le fue imposible.

—¿Problemas con el cuñado? —la voz burlona de Greco apoyado contra la pared a su lado, le hizo girar la cabeza, haciendo que el barbudo recibiera una mirada de pocos amigos y casi asesina. Rodríguez levantó ambas manos en señal de paz y se separó del muro—. Tranquilo, ¿eh? Que no fui yo quien te encerró fuera de la habitación.

El peligris suspiró, dejando caer su frente contra la puerta con el estrés y nerviosismo que le producía todo lo que estaba por suceder aquel día. ¡No lo malinterpreten! Viktor no podía estar más que seguro de querer casarse con Horacio, el problema estaba en el constante miedo de que algo no saliera como planeado o, peor aún, que nada saliera como lo habían planeado. Invitados llegando tarde, gente o paparazzis que querían intentar colarse a la ceremonia y fiesta, o tal vez los cocineros, la banda y/o las decoraciones no apareciendo, dejándolos sin oportunidad de encontrar un reemplazo a tiempo.

Planear (y llevar a cabo) una boda en tan solo dos meses, era el culpable de su actual agobio y dolor de cabeza.

Necesitaba calmarse con urgencia o comenzaría la ceremonia y él probablemente se encontraría en medio de una crisis nerviosa que no sería nada fácil de frenar. Y al parecer Greco notó esto, abrazándolo por los hombros y alejándolo de a poco de aquella parte de la estancia hasta llevarlo al patio, donde estaría tomando lugar la parte legal de toda la fiesta y donde el oficiante del registro civil le daría validez a su matrimonio.

𝟹, 𝟸, 𝟷... ¡𝙲𝚘𝚛𝚝𝚎!Where stories live. Discover now