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Nanon. 🌱

Me siento un espectador nervioso cuando Lea camina al lado de Ohm, hasta que estira su mano hacia él para que la tome.

Eso me deja respirar tranquilo.

Yo sé que ella no le tiene miedo, pero está algo enojada, porque siente que le hemos mentido y no puedo culparla por eso.

—Podemos ir al parque luego de comer —digo pasando a su lado y ella toma mi mano también.

—Está bien.

—Luego podemos pasar por el centro comercial, y comprarte juguetes nuevos —agrega Ohm mirándola.

—Está bien —repite asintiendo.

—Y mañana podemos ir al cine, y al lago, ¿de acuerdo? —le pregunto sonriéndole y ella me mira a mí.

—Está bien —dice de nuevo.

—Podemos comprarte más colores para tus dibujos —suelta Ohm.

—Y más de los vestidos que te gustan —menciono detrás de él.

Lea se detiene y nos mira a los dos, entrecerrando los ojos.

—No estoy molesta, papás —nos aclara luego de soltar nuestras manos, y camina dejándonos atrás.

Va por el borde de la acera que da a las plantas del camino, mirando las flores.

—Le puedo conseguir un perrito —susurra Ohm hacia mí y me río mirándolo.

—No la entiendes.

—Bueno, no tengo mucha experiencia con esto de ser papá, así que estoy aprendiendo.

Tengo una sensación bonita en el pecho porque sé que realmente se está esforzando con eso.

—Si te soy sincero, me sorprendió —le confieso sin descuidar a Lea con mi mirada— nunca pensé que fueras alguien a quien le gustan los niños.

—No me gustan los niños, Nanon, pero Lea es mía, y la tuve contigo, como no podría amarla.

—Lo noté, desde que viste, tus ojos brillaban y parecías… feliz.

—Lo estuve, quiero decir, lo estoy, pasé mucho tiempo esperando tenerla conmigo, y ahora está acá, así que no pienso perderla, por eso le conseguiré dos perritos.

—Ohm, no.

—¿Por qué no? —me pregunta haciendo un puchero.

—Porque tendría que limpiar yo, todo lo que pase en casa, ella es muy pequeña, tiene que estudiar, y sería mi responsabilidad.

Lea se detiene y voltea hacia nosotros, mirándome a mí directamente.

—Papá podría ayudarte, si viviera con nosotros.

—Estás escuchando una conversación de adultos, Lea —la regaño indicándole con mi dedo que siga caminando.

—Ustedes hablan fuerte —responde dando saltitos hacia adelante.

Entiendo que ella desea de verdad que seamos una especie de familia, lo sé por los dibujos que hace, pero, aunque mi Omega enloquece con esa idea, no creo que vaya a pasar.

—Si podría intentar ayudarte con eso —dice Ohm estirando su mano a mi mejilla— ¿Aún te duele algo?

—Estoy bien —susurro mirándolo a los ojos.

Siento que mi corazón va salirse de mi pecho.

Me pone nervioso que empecemos a tener una cercanía de nuevo.

Ohm aleja su mano de golpe, carraspeando, y mira a nuestro alrededor.

—¿Qué pasó? —pregunto confundido.

—Tu olor —dice en un susurro cerca de mi oído— no te había olido bien desde que llegué, pero después de la pelea, he estado sintiendo todos tus estados de ánimo en mi nariz.

—Creo que fue porque estaba muy enojado y mi Omega se descontroló.

—Sí, eso debe ser —responde aclarando su garganta— me ayudaría mucho si intentas controlarlo.

—Oh, lo siento, si mi olor te molesta…

—Non —me interrumpe acercándose de nuevo— créeme, no me molesta.

Me sonrojo cuando me doy cuenta.

Estoy soltando feromonas para atraerlo, y me enoja mi lobo, porque está pasando otra vez.

No puede estar en paz sin abrirle las piernas a Ohm, maldita sea.

Celda 55• [Ohmnanon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora