... es lo mismo de siempre

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PARK JIMIN

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Jimin se esforzaba por hacer las cosas bien: estudiar, cuidar su físico, limpiar su habitación, honrar a su familia... También intentaba ser fiel a sí mismo. Pero eso usualmente le traía problemas. Entonces, debía adaptarse. Y aunque no supiera exactamente lo que hacía en cuanto a entornos sociales, por el momento, estaba bien con eso.

Adaptarse requería tiempo.

Y a veces implicaba resignarse. Pero no requería que bajara la cabeza o dejara de lado sus sueños. Eso jamás. Si algo le permitía levantarse todos los días con la misma energía era su pasión por la danza. Sin esa vibrante euforia, nada tenía sentido.

De todas formas, habían algunos aspectos que, al parecer, serían difíciles de cambiar. Jimin se encontraba corriendo hasta el área del gimnasio. Había perdido la noción del tiempo después de sus clases de ballet y por poco había olvidado la clase con el Club de Danza de la escuela. Llegar tarde era para Jimin un efecto secundario en su vida. Casi inevitable.

Mientras cruzaba el gimnasio a toda prisa, recordó que los vestidores de las salas de ensayo se habían inundado días atrás. Una cosa muy extraña y poco fortuita. Al parecer por una tubería rota o algo así y debían remodelar las estructuras. Agradeció a los cielos que no estaba cuando sucedió y que no había tenido nada que ver en ello. Lo último que quería era llamar la atención de todos por estar en medio de problemas. Giró rápidamente y fue hacia los vestidores del gimnasio.

No se había vuelto a perder desde su primer día, un mes atrás. Y, de hecho, podría recorrer las instalaciones con los ojos cerrados si quisiera. Especialmente esa área.

Llegó al lugar repleto de adolescentes metidos en sus propios asuntos y se abrió paso, sorteando personas, hasta su casillero temporal. Aún le parecía extraño ver la extraña mezcla entre jugadores de baloncesto y bailarines. Evidentemente, los últimos eran muy pocos. Sus ojos buscaron de inmediato a Hobi-hyung. Se habían hecho más cercanos por las clases de danza, en la que también había logrado conocer a dos chicas muy amables. No los conocía a profundidad todavía, pero eran personas a las que ya podría llamar amigos.

Cuando divisó a Hobi, también reconoció al chico en deportivo con el que hablaba. Era pálido, casi tan bajo como él y tenía una expresión invariable de cansancio. Jimin se extrañó un poco al verlo ahí. Claro, Yoongi era parte del equipo de baloncesto. Muchos decían que era el mejor jugador. Pero Jimin nunca lo había visto jugar. Ni siquiera lo veía en los vestidores. Sólo al irse, cuando ambas actividades finalizaban casi en sincronía. Seguramente llegaba tarde igual que él. Era raro que tuvieran algo en común... Aún se sentía un poco decepcionado por lo que había dicho el mayor el día del "tour". Jimin había creído que Yoongi se había ofrecido a mostrarle el gimnasio por ser amable, no por un favor que Hobi le había pedido. Pero, no importaba. De todas formas, no habían vuelto a cruzar palabra. Y, probablemente, no lo harían nunca más.

Saludó ambos con la mano y volteó para abrir su casillero. Este había sido de Jungkook antes. Aún tenía su nombre y Jimin no pensaba cambiar eso. Estaba seguro de que Kookie volvería a usarlo algún día. En sólo unas semanas había logrado hacerse muy cercano al chico y le tenía un inmenso cariño. Sabía lo del accidente e infería lo mucho que el chico necesitaba de esos pequeños gestos para no darse por vencido. No le gustaban los hospitales, pero pasaba por ahí día por medio para animar a Jungkook después de sus terapias.

Jimin se apresuró en cambiarse y guardó bien sus cosas en el casillero. Se desinfectó las manos y su mochila. Estuvo a punto de hacer lo mismo con su ropa, como solía hacer. Pero se detuvo a tiempo. No quería que lo vieran como a un hipocondríaco. Guardó la botellita de desinfectante en su bolsillo.

Y, mientras tanto, pienso en ti  [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora