... soy culpable de pecado

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MOON YEON-SOO

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Nadie la estaba viendo, así que aceptó la propuesta. Tecleó con velocidad sus condiciones: lugar público, antes de las siete, no más de dos horas, él pagaba. Esperó las confirmaciones de visto en el chat y sonrió al notar que le escribía de inmediato. Ella había tardado toda la mañana en responder. Guardó su teléfono y arregló su coleta de caballo al ver a la maestra volver al aula.

Fue la única en voltear a ver los lugares vacíos cuando la mujer que llamaba la lista se detuvo en los nombres de Jungkook y Jimin. Comenzaba a creer que su abue tenía razón y esos dos necesitaban una limpia espiritual. El accidente de Jungkook lo seguía privando de las clases y, por su lado, Jimin se había enfermado. No los había visto en un rato y ninguno era muy elocuente por chat. Sólo decían estar bien y pasaban de tema. Hoseok tampoco era una fuente de información muy rica. No los veía y apenas lograba contactar a Jungkook. Por el lado de Jimin, su mayor informante sería Yoongi. Pero este había comenzado a faltar también.

Yeon-soo suspiró y se dedicó a sus lecturas. Avanzó con la velocidad de siempre. Contestó todas las preguntas con su normal diligencia y notó como una chica atrás remedaba sus manerismos al explicarse, haciendo reír a los demás. No le dió mucha importancia. En la siguiente clase les dejaron trabajo en grupos de cuatro. Yeon-soo volteó hacia las chicas con las que solía hablar para los trabajos pero ya estaban juntas con otra chica que casi ni asistía a clases. Volteó hacia los ajedrecistas que a veces le daban chance, pero negaron con la cabeza pese a que eran solo tres. Suspiró y extrañó la sonrisa amable de Jimin que desde el día cero la había incluído en todo. Decidió hacerlo sola y puso los nombres de sus amigos en la lista de equipo para no sentirse tan relegada.

Al final de la clase, Yeon-soo se dedicó a tomar fotografías de sus apuntes para pasarlas a Jimin y Jungkook. En eso estaba cuando la misma muchacha que la había molestado hace un rato le arrebató su cuaderno. De ser cualquier asignatura, Yeon-soo le habría dejado jugar con sus cosas. Pero eran de historia. En ese cuaderno solía garabatear los bordes para no quedarse dormida. Y esos días había estado pensando en Hoseok...

Saltó de inmediato para arrebatarle su pertenencia.

-- Uyy pensé que eras más seria ¿Así son los apuntes de una becada?

-- ¡Dame eso!

-- ¿Quien es H? -- molestó otra de ellas y ambas hicieron un ruido molesto como de ambulancia.

-- ¡Nadie! -- negó tratando de evitar ponerse roja.

-- ¿A la rarita le gusta un chico?

-- Pensé que eras lesbiana.

-- Y si lo fuera no habría un maldito problema -- bufó quitándole su cuaderno de un manotazo. Guardó sus cosas y se dispuso a irse a paso firme. Pero las escuchó cuchichear.

-- Ugh. Olvidé que se junta con el desviado de Park...

-- Una lástima. Era lindo... ¿Viste esas fotos...

Yeon-soo giró sobre sus talones, poseída por una rabia intensa. Había dejado pasar los cuchicheos cuando nombraban a Jimin en las listas pero eso pasaba sus límites. No lo iba a permitir. Avanzó con grandes sacadas y aprovechó la ventaja de agilidad para darles una bofetada.

-- Cierren el hocico, par de perras.

-- ¿Qué carajo me dijiste? -- saltó una de ellas ofendida mientras la otra seguía en shock.

-- ¿Oigo ladrar? -- preguntó regodeándose en la ironía -- ¡Perra!

Lo siguiente fueron jalones de pelo, rasguños y un par de puñetes. En eso, una de ellas encontró una tijera. Voló cabello. No pasaron más de unos minutos hasta que otros estudiantes las separaron. Luego, mágicamente, estaban en la oficina del director. Ambas chicas fingían sollozos y contaban sus historias. Yeon-soo permanecía serena y seria. Pero, como ella era la del cabello estropeado, salió impune.

Y, mientras tanto, pienso en ti  [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora