CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO X

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Ya fuera porque Liu Qingge no encontró a nadie apto para asistirlos a la misión que les había sido encomendada —o porque simplemente no tenía la paciencia de tomarse el tiempo para buscar a más discípulos— terminó poniéndose en marcha tan solo con Luo Binghe como compañía.


— Dime toda la información que reunieron  antes que este incidente ocurriera.


— Todo lo que sabemos es que quien sea (o lo que sea) que está haciendo esto posee la habilidad de despojar a la gente de cualquier cosa que desee pero solo puede hacerlo durante la noche— respondió el adolescente mientras giraba su cabeza hacia el este y observaba como el sol salía por el horizonte.


Al parecer solo tenían hasta la puesta de sol de esta tarde para encontrar y erradicar a la misteriosa entidad e impedir que despojara de su cultivo a sus dos tíos marciales.


Oye, niño la voz de Meng Mo resonó en su cabeza ¿Piensas no indagar más en los pensamientos que escuchaste mientras tenías una sesión de besos con tu Maestro?


Deja de decir eso. Trabajé tan duro. No iba a permitir que se muriera luego de haber sido envenenado.


¿En serio? insistió el mayor.


Sígueme molestando y te prometo que te absorberé a ti y a tú poder en las profundidades de mi mente. Así terminaría de una vez por todas con esto.


¡Muy bien! ¡Ya entendí! ¡Vaya mocoso más voluble!


— Si estás tan asustado que lo único que puedes hacer en este momento es mirar fijamente hacia la nada ¿Cómo puedes ser un discípulo principal ? — el cultivador miró a su sobrino marcial por encima del hombro, sintiendo curiosidad por la actitud del joven.


— No estoy asustado, estoy pensando — respondió el demonio.


— Bueno, entonces dime lo que piensas.


— Hay un viejo templo al que los aldeanos van. Shizun y yo pensábamos ir a explorarlo el día de hoy.


— Entonces vamos.


Tras dirigirse en la dirección correcta ambos entraron al interior de un viejo templo que —pese a que su antigüedad era evidente— estaba bien cuidado y se encontraba limpio.


Las inscripciones parecían volver a ser pintadas cada pocos años —de forma que jamás se desvanecieran— e indicaban que los aldeanos eran muy devotos a su deidad.


— Entremos. No puedo percibir nada pero quiero asegurarme que aquí no hay energía demoníaca— espetó el Dios de la Guerra mientras se agachaba para cruzar el umbral.


El templo era de tamaño mediano y había una estatua de la divinidad colocada justo en el altar del centro. La escultura mostraba la imagen de una joven mujer parada de forma delicada sobre sus pies. Su rostro había sido esculpido de manera muy suave y tenía unos ojos encantadores —al igual que una sonrisa en la cara—. Sus túnicas revoloteaban a su alrededor —destacando una en especial pues dicha tela creaba un arco por encima de su cabeza y bajaba por su cabello semi recogido hasta llegar a sus tobillos, los cuales estaban adornados cada uno con un brazalete—.

EL SISTEMA DEL ORGULLOSO DEMONIO INMORTALWhere stories live. Discover now