EL SISTEMA DEL ORGULLOSO DEMONIO INMORTAL

FIN DEL CAPÍTULO X

Maestro y discípulo esperaron a que las pesadas puertas de la residencia Zhang se abrieran tras haberse anunciado dándole al pórtico unos cuantos golpes.

Ambos se sentían incómodos (aunque ninguno de ellos lo demostraba).

Los grandes portones se abrieron y dejaron ver a un sirviente que había acudido al llamado —y que jadeó de sorpresa al verlos—.

— Ve por tu amo — ordenó el inmortal.

El siervo los invitó a pasar para después retirarse de inmediato y salir a buscar al señor Zhang (persona con la que regreso pocos minutos después).

El joven viudo les sonrió, dándoles la bienvenida a su hogar. 

Entonces se percató de lo que el par de cultivadores llevaba con ellos.

— Atrapamos al culpable. Su esposa tenía razón. Es una niña — espetó Luo Binghe mientras sostenía un bebé entre sus brazos.

El señor Zhang estiró sus temblorosas manos hacia la pequeña y —tan pronto como estuvo entre sus brazos— la bebé sonrió y comenzó a balbucear.

Cuando el hombre vio su rostro no tuvo ninguna duda al respecto: Era su hija.  La niña era el vivo retrato de su madre.

Las lágrimas se derramaron de los ojos del señor Zhang.

— ¡Jamás podré pagarles lo que hicieron! ¿Cómo la encontraron? Ella desapareció del vientre de mi esposa antes de nacer ¿Cómo hicieron esto?

— El culpable se limitó a sacar a la niña del vientre usando un objeto específico. El Señor de Pico especializado en medicina de nuestra Secta ya la evaluó. La niña está sana. Tiene unas pocas semanas de nacida.

— ¡Gracias! ¡Gracias!

Luo Binghe y Shen Qingqiu se despidieron del señor Zhang y se reunieron con los discípulos que los esperaban afuera (y quienes ya tenían todos los preparativos listos para regresar a la Montaña Cang Qiong).

Mientras se alejaban de la residencia Zhang el demonio escuchó un susurro que salía de los labios del joven viudo.

— Bienvenida a casa, pequeña Chunhua.