Capítulo 18.

2.6K 172 167
                                    


Tríada.

Mi mente trabajaba a la velocidad de la luz. Lanzaba órdenes de aquí para allá, no estaba quieta ni un segundo al igual que todo el lugar. Cada kobun de la mansión estaba listo para salir y atacar a quien sea, mientras el resto de ellos que vivían en el castillo venían hacia acá; al tiempo que otros cubrían cada uno de nuestros territorios.

No podíamos permitirnos fallar.

Padre se mostraba calmado, pero desde que Asa llegó con la noticia del secuestro de Lía ha estado inmóvil en el mismo lugar. Era como si su cerebro se hubiera bloqueado.

Syaoran y yo nos encargamos, mientras Benjamín se alistaba en el garaje con un grupo de Kobun y Mijaíl al igual que Amaya venían en camino.

V seguía aquí. Se encontraba en la cocina con Hana, no le interesaba en lo absoluto lo que le pasará a Lía, pero dijo que no se iría sin que habláramos.

Mi relación con Lía nunca ha sido la mejor, pero es familia. Si alguien la llega a matar esa seré yo, no un bastardo que cree que puede venir y jugar fuera de su territorio. El clan era y es imperfecto y dañino, pero si nos necesitamos ahí estamos para el otro.

Se había armado todo un equipo altamente inteligente en la sala principal. Nuestros hackers expertos seguían las indicaciones de Mijaíl, para intentar rastrear a Lía y averiguar todo lo que sucedió.

Cada miembro de la familia tenía un chip diminuto parecido a un grano de arroz circulando por el organismo, era indetectable. Sin embargo, hace más de media hora que trataban de dar con Lía y su señal no aparecía por ningún lado.

Solo había dos posibilidades para eso: Le quitaron el chip o esta bajo el agua.

El aparato tecnológico mientras esté activo emite señal en cualquier parte del mundo, así sea el sitio con la peor señal o estando en una cueva.

Suelto un suspiro al volver a ver en las grandes pantallas unas letras en rojo que decían: No encontrado.

¡Damn!

La puertas son azotadas al abrirse, provocando que mi atención caiga en quienes habían cruzado el umbral. Dos kobun cargaban al que debía ser el intento de novio de Lía, él se encargaba de su seguridad. El sujeto estaba hecho un asco. Ambos ojos morados con sangre escurriendo de estos, su nariz estaba rota mientras uno de sus brazos sangraba. Le faltaba un zapato y su camisa estaba destrozada por todas partes, cortes superficiales se veían en cada parte expuesta de su anatomía.

Obviamente no querían matarlo, era claramente un mensaje.

Arrastran al hombre hasta llegar a pocos metros de mí, este no podía ni verme.

—Llego en ese estado al portón y termino desplomándose, señora Zhào —informa Lucius. Pocas veces daba la cara por aquí ya que padre lo mantenía ocupado, él era como un hijo para Asa.

—Habla —ordeno.

—No-noso… Nosotros… íbamos a u-un des-desfile de modas, la-la señorita Lía ha-habia si-si… sido invitada —apenas y podía hablar bien. Le costaba mucho fórmula alguna palabra, la cabeza le pesaba manteniéndola cabizbaja mientras se escucha como intentaba tomar aire —. Ca-camioneta gris, vi… vidrios polarizados, d-dos hombres d-de acento ita-italiano, au-aunque ambos ha-blaban Chino… no vi sus rostros, todo… todo fue ra-rapido… so-solo dijeron qu-que va-van a llamarte a ti, te-te quieren a ti… —su voz se va apagando hasta que su cabeza y hombros caen por completo. Se había desmayado.

—No está muerto, señora —anuncia Lucius.

¿Debería estar vivo acaso?

¡Ah!

LA SAYÓN | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora