I

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Lo primero con lo que se encontró al despertar fue ese enorme ventanal que le otorcaba una hermosa vista de la gran ciudad, los edificios empresariales, la costa y el inmenso mar azul que hacía contraste con el brillante cielo, la luz del sol ingresaba a la blanca habitación cubriendo hasta el más diminuto rincón incluido el delgado cuerpo que aun descansaba bajo las sabanas sobre el amplio y mullido colchón.

El joven pelirrojo se reincorporo observando cada detalle del lugar donde se encontraba, era agradable, podría acostumbrarse a despertar en un lugar tan elegante y cálido al menos hasta que cayó en cuenta que aquella era una habitación de un hotel.

¿Como llegó ahí?

Quizo ponerse de pie sin embargo una fuerte punzada sobre su espalda baja lo detuvo haciéndolo caer de rodillas al suave tapete que cubría el piso de mármol, el terror lo inundó y la expresión en su rostro daba prueba de ello, su ropa estaba acomodada sobre una silla cercana, se encontraba desnudo y no podía recordar absolutamente nada.

Shirase se lo advirtió, ese lugar no era para alguien como él, un niño de tan solo 12 años que recién había iniciado la pubertad, quien no tenía memorias antes de los siete años mucho menos experiencia sobre el mundo exterior y de lo cruel que podía llegar a ser, nunca había bebido alcohol ni convivido con demasiadas personas sobre todo sujetos que estaban involucrados en asuntos ilegales pero lo peor de todo era que no hace mucho había obtenido los resultados de su segundo género donde descubrió que era un omega, debió escucharlo y no asistir a aquella fiesta clandestina donde posiblemente había sido drogado.

Por lo menos no había sido marcado.

Sosteniéndose de la mesita de noche consiguió ponerse de pie y así caminar a paso lento hacia el baño donde se dio una larga y relajante ducha en una enorme tina con agua caliente por primera vez en toda su vida.

No estaba seguro de la hora una vez término, el sol estaba en lo más alto del cielo quizás pasaba de medio día, se dejó caer en la cama intentando analizar la situación, estaba en una habitación de hotel pero no era cualquier hotel del amor era uno realmente lujoso y quizás en el centro de Yokohama, ahora no tenía duda se había encontrado a un viejo con dinero en la fiesta con el que terminó acostándose tras haber bebido demasiado; se reincorporo de golpe y sacudió su cabeza un poco llevando ambas manos sobre sus rizos naranjas alejando esa idea de inmediato, no quería pensar en lo que le habían hecho ya era suficiente con tener que ver las marcas en su cuerpo, se sentía asqueado y sumamente avergonzado.

- calma Chuuya todo fue un error, olvidalo tienes que calmarte o Shirase te va a matar -

Se repitió una y otra vez sentándose en la orilla de la cama hasta que consiguió calmarse, ahora tenía que irse, intentar recorrer quien sabe cuantas calles hasta Suribachi con ese dolor infernal de cadera.

Tomo su chaqueta verde, revisó los bolsillos todas sus cosas estaban ahí pero entre esta también encontró unos billetes y una nota atada con una venda de su posible abusador.

"El cuarto esta pagado puedes quedarte el tiempo que necesites, disfrute la noche pero a la próxima revisa que no echen nada a tu bebida me gustaría conocerte estando consiente. OD"

OD ¿que diablos significaba OD? ¿el nombre del tipo con quien estuvo? quizás, no quería averiguarlo y esperaba no verlo nunca más pero al menos eso respondía la pregunta sobre porque término borracho tan pronto, lo drogaron.

- malditos pervertidos -

Lanzo aquel papel al suelo y partió buscando no llamar demasiado la atención, tenía que volver con el resto de las ovejas y ya esperaba ser interrogado por cada uno de sus amigos.

-¡Chuuya! ¿donde te habías metido? Shirase te a estado buscando toda la noche, esta molesto - una niña de cabellos rosas un poco menor que él se acercó a toda prisa tomándolo por uno de sus brazos

- estoy bien Yuan estuve en la ciudad -

-si le dices eso no te va a creer Chuuya, no te ves bien - lo detuvo plantandose delante suyo para poder observarlo mejor -¿que te paso? -

- no es nada solo estoy cansado - desvío la mirada haciéndola a un lado para continuar su camino, solo quería llegar a su habitación aunque tendria que soportar más tarde el regaño del chico de cabellos grises

- Chuuya no mientas, te hicieron algo te ves cansado pareciera que vas a llorar - en otras circunstancias se habría burlado de él pero por la forma en la que se encontraba estaba más preocupada

- yo no lloro tonta dejame en paz estoy bien - estaba perdiendo la paciencia, continuaba mareado y la luz le provocaba terribles dolores de cabeza - te diré pero solo si logras evitar que Shirase me encuentre durante un par de horas, necesito dormir -

- bien pero tendrás que decirme absolutamente todo -

- lo juro - sacó su diestra del bolsillo de su chaqueta para elevarla en modo de promesa - dos horas y después de que hable con él te diré todo -

- más te vale Chuuya - sonrió ligeramente dando un golpe suave sobre su brazo - los demás niños salieron a conseguir dinero así que tendrás el cuarto solo para ti, descansa si necesitas algo dímelo -

- gracias Yuan-

Esas dos horas fueron más que suficiente para sentirse renovado, el dolor disminuyó pero no se fue por completo, se sentía un poco más fresco y listo para hacer frente a su compañero de orbes grisáceos.

Fue una larga discusión, nadie se atrevió a acercarse por miedo a las represalias, sabían que una discusión entre ese par era interminable pues ninguno sería capaz de ceder a las exigencias del otro, terminarían sin dirigirse la palabra durante semanas hasta que Shirase necesite de la habilidad de Chuuya y el pelirrojo que jamás le negaba la ayuda a sus compañeros necesitados.

Siempre era lo mismo sin excepción.

La noche cayó cuando ambos con total indignación se alejaron.

El tiempo paso, los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses y Nakahara nunca imagino que las consecuencias de lo que sucedió esa noche lo perseguirian por el resto de su vida.

Yuan fue la única que sabía la verdad y la única que siempre lo apoyo de manera incondicional, lo protegió en todo momento de cualquiera que intentara acercarse a él con dobles intenciones, ya era demasiado lo que te tenía que cargar como para pensar en un absurdo amorío de adolescentes.

Y asi una noche de septiembre, cubiertos por la completa oscuridad recorrieron las calles de Suribachi hasta un edificio pintoresco donde delante del gran portón de metal abandonaron un pequeño bulto envuelto en las suaves mantas que le entregaron en la clínica clandestina para que la pudieran protegieran del terrible frío de otoño.

- es lo mejor Chuuya... - le sonrió con cariño la femina tomando su mano antes de alejarse lo más rápido del lugar.

Era lo mejor, aquello fue un acto de piedad y sobre todo amor para esa niña que lloraba tras ser abandonada a las puertas de un orfanato, no tendría que sufrir hambre, no tendría que pasar frío ni dormir en las calles, con suerte encontraría una familia que realmente pudiera hacerse cargo de ella y darle el amor que Chuuya no era capaz de otorgarle.

Mi mayor secreto ★Soukoku★ PausadaWhere stories live. Discover now