Capítulo 28: "Errores"

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CASSIAN MADDOX

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CASSIAN MADDOX

La vida en la cárcel era un asco. Ya sabía que debía de ser un asco, pero ahora que estaba adentro la vida aquí era un maldito asco. Todos eran unos mierdas, se comportaban como cavernícolas, mataban sin importarles nada y hasta te escupían en la comida porque sí, para marcar territorio.

Hoy había sido un día horrible, hasta que Ruby vino a verme y fue ahí el único momento en el que me encontré bien, hasta que me di cuenta de que Ruby estaba ahí afuera con esos acosadores siguiéndola de cerca. Para rematar ella sólo tenía a Rubén como guardaespaldas, ni siquiera era uno. Apenas era un escolta. No tenía todo el entrenamiento necesario, se supone que era un novato en esto y que sólo sabía lo básico. Aún le faltaba tomar exámenes, pero Carlos quiso darles oportunidades a todos para así tener más gente protegiendo a Ruby.

Luego de la visita de Ruby mi vida volvió a complicarse. Quería salir de aquí de una vez por todas, sentía que algo no andaba bien, que algo le había pasado a la mujer que amaba. Y mi corazonada fue cierta cuando dos guardias vinieron a buscarme a las diez de la noche. Yo no había podido dormir, aún pasada la hora de cierre de las luces.

Abrieron la celda en la que me encontraba, iluminándome con las linternas que llevaban en las manos. Uno de los guardias me hicieron levantarme sin decirme nada y me esposó solo las manos. El segundo esperó a que me sacaran de la celda para luego cerrarla detrás de mí.

No hice preguntas. Sentí que era mejor no hacerlas.

Los tres caminamos por un enorme pasillo, en frente de otras celdas en donde otros presos dormían plácidamente. Llegamos a una puerta con barrotes y unos de los guardas pasó una tarjeta para que se abrieran, esta lo hizo y acabamos en otro pasillo. Pasamos unos cuantos pasillos más que no reconocía hasta que llegamos a un lugar que reconocía a la perfección.

La puerta por la que había entrado hace ya más de una semana. Y no solo reconocía la puerta, si no que también reconocía a la persona que se encontraba enfrente de esta mirándome fijamente con su postura seria. Llevaba su típico traje marrón con la corbata del mismo color. La placa le colgaba del cuello y la pistola la llevaba bajo su chaqueta.

En cuanto nos detuvimos a unos pasos de él, este habló sin quitarme un ojo de encima.

—Desatadlo de una vez — ordenó él.

Yo fruncí el ceño y los guardias hicieron lo que les pidieron. Una vez que mis muñecas quedaron libres no hice o dije nada, sólo esperé a que él volviera a hablar.

—Sígueme. — Me ordenó a mi.

Él abrió la puerta de la entrada y yo volví a fruncir el ceño. Mis piernas no querían moverse a pesar de que cruzar esa puerta significaba tener libertad.

—No me hagas repetírtelo dos veces. — Se quejó él.

Ahí fue cuando comencé a moverme. No sé lo que pasaba, pero algo me decía que no era nada bueno y que esto se trataba de Ruby.

El protector [+18] © ✔️Where stories live. Discover now