amo komance

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Condenado a una vida miserablemente, llena de dolor y agonía es lo que se me había otorgado no podría aspirar a nada, es más, tampoco me importaba hacerlo, por cuando naces con todo en contra sólo te queda sobrevivir con lo poco que tienes y de la mejor forma que puedas, aunque eso signifique ser repudiado e insultado todo el tiempo, como si tuviera algún sentido seguir vivo, y la verdad es que no se porque lo hacía, es como si cada mañana esperará algo, algo que no se dignaba a aparecer frente a mi, como si tuviera que pagar un precio para tenerlo y entonces los escuche, por primera vez, un suave llanto tan melodioso como asustadizo, al abrir esa puerta llena de hoyos y que rechinaba desde antes de empezar a moverse, estabas ahí, envuelta en preciosa tela blanca cerrando tus ojos con fuerza, nunca había visto algo tan hermoso mucho menos algo con que comprarte, una sensación completamente nueva se implantó en mi pecho y se movio con regocijo. Ese fue el día que te conocí.

En cada ocasión que podía me asomaba al cesto donde te encontrabas y tu estabas siempre igual, observándome con curiosidad para después sonreirme y agitar tus manos anímicamente en un gesto de felicidad, me esperabas, cada día que la vieja se iba a trabajar yo podía estar cerca de ti, porque claro con lo feo, detestable y asqueroso que yo era no se me permitia nisiquiera mirarte. Antes que todo me limpiaba con un poco de agua y jabón porque no quería ensuciarte con alguna de las porquerías que encontraba en la calle. Entonces me sentaba en el suelo cruzado de piernas para utilizarlas como cuna porque mis brazos eran débiles y tenia miedo a que pudiera dejarte caer.

-Hola- mi voz no te molestaba simplemente sonreias estirando tus manos para alcanzarme cuando acercaba la mía la cual tomabas con confianza jugando con mis delgados dedos- Soy tu hermano-

Ese momento tan simple que compartimos entre ambos era lo que había estado esperando, tu sonrisa sincera dedicada a mi, algo que nunca antes me habían mostrado, como si estuviera hecha a traerme felicidad.

Una tarde regresaba después de buscar algo que comer, porque en esa casa nunca había algo para mí, pero si era para ti no me molestaba en lo más mínimo, tu llanto se escuchaba, no era muy fuerte aunque era como si estuviera ahogado por algo, al entrar a la casa la vieja bruja estaba tirada aún en cama y tu encerrada en el cesto, te puso la tapa para que no la molestaras mientras dormías ¿que diablos se creía para tratarte así?

-Oye, está llorando- ni caso me hizo- Está llorando- dije más fuerte
-Pues callala- me grito para taparse con la cobija
-Asquerosa vieja-

Quiere la tapa para ver cómo tus mejillas estaban empapadas y tu carita roja.

-Hola- te hablé

Ya tenía más confianza para cargarte así que te envolvi entre tus mantas porque aún no limpiaba mis manos sucias pero al recargarte en mi pecho note que algo no estaba bien, estabas muy caliente eso no era nada bueno.

-Oye vieja- la patee para levantarla- está hirviendo, haz algo- pero no reaccionaba más que para hacer ruidos molestos- lo haré por mi cuenta- te regrese al cesto- ya vuelvo, tu hermano irá por algo que te hará sentir mejor-

Tome las monedas tiradas en el suelo y mi hoz para salir, busqué con los curanderos del pueblo, pero ninguno tenía una solución que no implicará sacarte de la casa, y claro no dejaría que nadie te tocará con sus asquerosas manos llenas de deseos detestables, hasta que encontré uno que me dió una solución.

-Esto servira, medio hoy y el resto por la mañana- puso un frasco sobre la mesa, cuando iba a tomarlo lo alejo- sólo si tienes para pagarlo-
-Claro que lo tengo- lance las monedas a la mesa
-Eso no alcanza, la medicina es cara, vuelve por donde viniste sucio m...-

No deje que terminara tampoco me pondría a discutir con el asi que le clave la oz en la mano y atrape la botella en cuanto sus escuálido dedos se abrieron y corrí rápidamente como mis piernas pudieron, debía tener cuidado, yo podría romperme unos huesos si caía pero el frasco debía llegar intacto. Me abrí pasó entre los callejones usando los escombros y basura para ocultarme hasta llegar a casa.

-Llegue...-respire tanto como pude- ya llegue- te mire intentabas contener tus lágrimas- Hola, ven esto te ayudará- destape el recipiente en cual olía horrible, ni yo quisiera beberlo pero ella debía hacerlo- Lo siento pero debes beberlo- pero por ams que intente que lo tomaras te negabas agitadamente

Pensé la mejor opción, fui a la cocina por un poco de agua para enjuagarme la boca y otro poco para ella, entonces lo puso en su boca y con mucho cuidado se lo di de beber, rápidamente siento los ligeros golpes que ella le daba pero no se detuvo hasta que ya no sintió el líquido espeso en su boca.

-buaaj eso sabía horrible- la vio llorar mas fuerte mientras pataleaba- tranquila yo tampoco quería eso- pero ella no le hacía caso- A ver- la puso entre sus piernas para mecerla como de costumbre sin ningún efecto- Espero que esto funcione- Guruguru- le empezó a hacer cosquillas suaves en la panza haciendo que dejara de llorar y comenzará a reir- Así está mejor- le sonrió y ella también lo hizo
-¿ves? Juntos podemos con todo, no necesitamos a esa vieja-

Unos días después noto que su madre ya no se movía y estaba fría, fácilmente reconoció la situación.

-Fue tu maldita culpa que ella se enfermara ¿verdad? Sólo tenías un trabajo y era mantenerla a salvó vieja- la pateo- No te necesitamos, mucho menos si eras capaz de causarle algun daño-

Más tarde como pudo saco el cuerpo para que no causará un daño a la bebé, ahora le tocaba a él cuidarla todo el tiempo, no es como si fuera muy diferente a lo que ya hacia, además ella empezaba a gatear haciendole todo más sencillo, la gente del pueblo rápidamente comenzó a reconocerlos, una niño que vagaba por las calles, con una bebé en la espalda. Sin embargo como ya era costumbre cuando comenzaba a tornarse tranquilo venía el golpe, unos bandidos que rondaban por el pueblo lo notaron dando por sentado una presa fácil de la cual adueñarse para tener un lugar donde vivir, así que con amenazas y golpes los sacaron de ahí, porque al ser pleno invierno y con la nieve cubriendo el camino, era necesario para sobrevivir, sin más los echaron a la calle, porque contra un grupo de hombres adultos seria imposible defenderse.

-Tranquila Ume- le decía para que dejara de llorar-Lo resolvere-
-Tengo hambre y frío- la pequeña se limpia las lágrimas con la desgastada tela de su ropa mientras se sostenia con una mano a su hermano
-Mira- jalo de la parte de atrás de una chosa un manto de paja, se lo coloco encima y se sento- Ven- abrió sus brazos

La niña lo sabía, la posición en la que se encontraba su hermano era la tranquilidad absoluta para ella, la calidez de un hogar estaba en esa postura donde ella lograr sentirse segura, un lugar al cual no puedes renunciar y siempre deseas volver es justamente donde está tu corazón. Se sentó con mucho cuidado apoyándose contra el delgado cuerpo del chico.

-¿Lo ves?- sintio como la rodeaba gentilmente- Si estamos juntos somos los mas fuertes- la sujeto con firmeza- Aun con hambre y frio estaremos prefectamente bien-

Comenzó a meserse con ella en sus brazos, ese ligero movimento que lograba calmarla, como cuando era sólo una bebé.

-Lo prometo, estaremos siempre juntos, nunca te dejare, mira- la apreto suavemente- no hay nada que temer ¿Verdad?-

Las gentiles manos sobre su abdomen aliviaban el dolor causado por el hambre y el cuerpo de su hermano cubria cualquier rastro del frio, claramente habia muchoa lo que temer, pero por alguna razon no se sentia indefensa y las palabras que el le brindaba lograban calmarla.

Gyutaro lo sabía, si la vida los habian condenado sin haber hecho algo mal, era necesario que el la protegiera, y procurará una sonrisa así debiera luchar contra todo el que quisiera lastimarla, porque un hermano hace a su hermana feliz, en se mundo tan injusto lo más justo era que el le demostraba que la quería y sin importar que luchara, llorara o sangrara todo lo haría por estar con ella, porque Ume borraba sus complejos y miedos, asi como ella lo hacia con el se encargaria de devolverselo.

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Nymphaea || Gyutaro y DakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora