10. Tus propios ojos ✔

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R E E C E
La torre Eiffel era una vista maravillosa ,un panorama sin duda alguna digno de las más bellas pinturas. También ese lugar dónde Ali siempre quiso venir a mi lado. Una lástima que cada vez que venía lo hacía por cuestiones del trabajo de su padre, se alejaba por mucho tiempo de mi y nuestra relación se volvía algo complicada por la distancia.

No existía un día que no pensara en Alizze. Cada noche sin ella se volvía toda una agonía.Sabía que ya era hora de dejarla ir ,que ella no querría que estuviese sufriendo por su pérdida. Pero fue una rotura de tanta magnitud que apesar de ser consciente de esto ,seguía doliendo como el demonio.

Desconocía la verdadera razón por la cuál me encontraba aquí. Algo me olía mal y me había impulsado a aceptar la propuesta de mi prima, así como un presentimiento que captaría tipo señal de que lograría obtener puntos a mi favor acerca del tema que llevaba meses convertido en todo un martirio.

Suena loco lo del impulso desconocido ,lo sé.

Aferro la no tan pesada mochila negra a uno de mis hombros y encamino mis pasos hasta la primera cafetería que encuentro. A mi parecer era un lugar reconfortante con mesas metálicas color blanco al aire libre , bastante aceptable. Al cruzar el pequeño umbral de flores que daba la bienvenida y sentarme en uno de los puestos dejando la mochila en el suelo una de las meseras llegó a mi.

Bienvenue au café des fleurs d'hiver (Bienvenido a la cafetería Flores de Invierno).—habla en su idioma con una sonrisa mientras me entrega una carta con las ofertas.

No necesitaba mirar mucho, ya sabía justamente lo que quería.

—Quelques croissants simples et une eau minérale, s'il vous plaît (Unos croissants simples y un agua mineral ,por favor).—le devuelvo la sonrisa.

Tout de suite (enseguida).—se marcha retirando lentamente el menú de mis manos.

Miro mejor el lugar. La decoración era tal y como lo decía el nombre,
puras flores. No me desagradaba, de hecho era muy inspirador tener en frente un lugar tan colorido e armonioso. Mi vista se dirige a donde se encontraban unos cuantos lugares ocupados por familias alegres ,parejas y simplemente personas que no aparentaban tener problemas en su vida ,que disfrutaban al máximo la visita al lugar. Justo cuando regresa la chica con una bandeja verde en sus manos ,dejando sobre la mesa mi pedido.

Profitez-en—susurra cuando literalmente se evapora.

Comienzo a devorar todo. Luego pido la cuenta ,pago, dejo la propina y me marcho dejando el pomo de agua intacto en mi mochila. Mi teléfono comienza a sonar y contesto la llamada.

—Reece ,deseo que llegues para esta noche ¿puede ser?.—pregunta.

Puedo jurar que está sonriendo. Así es mi prima ,como una niña pequeña.

—Está bien.—respondo.—Haré todo lo posible.

Pensaba mantener en secreto que estaba más cerca de lo que realmente ella creía. Al menos por ahora.

—Genial, ¡muak!—habla feliz a la vez que cuelga.—Te espero con muchísimas ansias.

Dejo el dispositivo en mi bolsillo delantero a la vez que camino por el empedrado camino del enorme boulevard gastronómico. Muchos puestos variados y surtidos aguardaban. En uno de ellos me detengo...precisamente en aquel que poseía libros. Tras lanzar una mirada a cada uno de ellos decido preguntar por el precio de uno de solapa color beige y letras doradas.

Tú eres la culpable ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora