29화

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Taehyung no sabe qué decir, ve al omega guardar su laptop y llevar los libros a la zona correspondiente; piensa que es hora de irse, Jungkook le hace una señal silenciosa para que le siga entre extensos pasillos. No van muy lejos, pronto descubre a Jungkook sentándose al fondo del enorme salón; es evidente que está familiarizado con el lugar, no pregunta y sólo toma asiento junto a él.

       Piensa en lo que ha dicho, entiende que suele ser desagradable recordar parte de su infancia; sin embargo, quiere saber cómo Jungkook lo experimenta. Para él es normal porque su infancia fue amarga entre caos y frialdad; no para el azabache, sabe que está estrechamente relacionado con el repele que tiene hacia sus madres. No quiere ser entrometido, desea saber más para saber qué decir. ¿Debería preguntar? ¿Retomar la conversación? Parpadea confundido, un segundo pasa desde que toma asiento en el suelo cuando Jungkook recarga la mejilla sobre el hombro ajeno.

       —Dejé de sentir —Jungkook es el primero en hablar. —Antes de que llegaras a mi vida, ya no sentía nada y tampoco me importaba. No sé si me obligué a que fuera así o mi lobo lo hizo porque estaba cansado. ¿Sabes por qué estaba tan enojado contigo cuando nos conocimos?

       —¿Me culpabas por lo sucedido? —y contrario a lo que espera, Jungkook niega.

       —Cuando vi púrpura en tus ojos, me hiciste sentir todo lo que había ignorado durante años —por ello estaba confundido; no sabía qué hacer con eso. —Una vez me reencontré con Jimin no me importaba su relación, siempre que pasábamos tiempo juntos lo ignoraba; ya no puedo. No sé por qué, llegaste y fue como si todo en mi vida se derrumbara.

       —Lo siento.

       —No, no es tu culpa. Sé que suena terrible; pero el derrumbe me hizo darme cuenta que había construido un castillo sobre cimientos invisibles —Taehyung no sabe cómo sentirse, Jungkook confía en él después de todo. —Todo lo que creí tener... Ya no queda nada.

       —La mejor forma de disfrutar la victoria es perdiendo —al menos, eso solía decir su padre; él no cree nada de lo que ese hombre dice, pero quizá tenía razón. —Ver a Jimin y Yoongi te hace pensar en todo, ¿cierto?

       Jungkook asiente.

       —Me recuerdan a mis madres, ¿suena extraño? —acepta el tacto cuando Taehyung entrelaza sus dedos con los propios.

       —¿Puedo preguntarte algo? —siente a Jungkook asentir contra su hombro. —¿Qué conflicto tienes con ellas?

       —Nos llevamos bien —exactamente, Taehyung lo sabía y por ello la confusión era mayor. —Las alejé cuando me mudé a Seoul porque... sabía que las decepcionaría tarde o temprano.

       —Ellas te aman.

       —Lo sé, por eso mismo no podía vivir sabiendo que... —traga saliva. —Ellas tienen la esperanza de que algún día encontraré el amor —Taehyung le escucha reír; es amargo, sabe a nostalgia. —Piensan que cuando lo haga, seré feliz y los malos días se irán como por arte de magia.

       —¿Por eso no has querido decirles que estamos saliendo? —en un inicio le ofendió la situación, sin embargo, lo asimiló con el paso de los días.

       —En parte —sí. —El amor jamás ha podido curarme —de algún modo, siempre consigue enviarlo lejos.

       —El amor no cura, da fortaleza para que nos curemos... Nos da motivos —Jungkook le mira con confusión. —Te curas a ti mismo, no conozco a nadie mejor que tú para iniciar desde los cimientos.

       —¿Cómo construyes algo real?

       —Siendo real.

       Taehyung invita al omega a comer; Jungkook prefiere no estar fuera. Por lo tanto, conducen hasta la casa del alfa para preparar un almuerzo; sus hermanos no llegan hasta el anochecer. Así que, los dos ingresan con calma en la bella arquitectura que el omega no pudo admirar del todo la primera vez. Sigue los pasos de su anfitrión hasta la cocina, sin privarse de echarle un vistazo; es una casa, no la siente como tal.

Dark ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora