CAPÍTULO 1: El monstruo de Kanto

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Autor@ de la imagen: @katsuo__9

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La Tokyo Mangi Gang, si le preguntas a quien sea sobre esta pandilla, todos sobresaltados, con algo de temor te diran:

"Son pandilleros temibles, fuertes y egocéntricos".

Si, era la descripción correcta.

Te diran que es una poderosa y temible pandilla que controla todo el distrito de Shibuya, dirigida por un demonio de nombre Sano Manjiro, o como suelen llamarlo:

"El invencible Mikey".

Ningún pandillero que los conozca se atreve a cruzar su territorio ni mucho menos causar daño alguno. Ellos prefieren bajar la cabeza y pedir perdón antes que molestar a estos chicos.

Claro, todos a excepción de una persona.

Un sujeto que apareció de la nada, un día cualquiera y que rápidamente se ganó un sobrenombre:

"El monstruo de Kanto".

Todo gracias a los destrozos que deja a su paso.

Todo gracias a que los pobres imbéciles que se le cruzan terminan o en el hospital o con dos o tres huesos rotos.

Una tipo cruel y despiadado lo han llamado.

Un total desconocido para ellos.

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La gente pasaba a su lado una tras otra.

Algunos charlaban y otros tantos se mostraban sorprendidos por su gran estatura.

Soltó un cansado suspiro, esto le importa una mierda.

Lo que en verdad le interesa, es encontrar a ese imbécil que ha estado haciendo un total desastre en su territorio y el mismo que se especula que le ha dado una paliza a Kiyomasa hace unos días atrás.

De no ser por este tipo, ahora mismo estaría de lo más tranquilo en su cómoda cama leyendo alguna revista de motocicletas en lugar de estar en las concurridas calles de Tokyo.

—Nee, nee, Kenchi~ — aquella voz no dejo que divagara.

—Que no me llames así — regañó con una venita palpitando en su cien.

—¿Crees que hoy si lo encontremos? — el rubio cenizo como siempre ignoro olímpicamente su comentario.

Una bolsa llena de dorayakis descansaba en sus manos. Sus cabellos estaban atados como ya era una costumbre, en una pequeña coleta.

Migajas de estos dulces yacia en sus labios mientras sus ojos onix, estaban atentos a lo que pasaba a su alrededor.

—Eso espero — soltó Draken en verdad cansado y hastiado de la situación.

La verdad, ha sido casi un par de días que han intentado dar con este tipo o siquiera saber su nombre, pero nada, lo único que sabían de este, era que tenía un sedoso pelo negro tupido y unos hermosísimos ojos azules semejantes al mar.

Vaya descripción de mierda ¿No es así?

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Miró hacía los grandes edificios a su delante, el sol tras esto les anunciaba que era un poco más de las cuatro de la tarde.

Decidieron recorrer un par de cuadras más con la esperanza de hallar una pista de este, pero como siempre, todo fue un total fracaso.

El sol poco a poco caía en el horizonte, dandole al cielo aquel tono naranja y rojizo. La ciudad comenzaba a ser iluminada con luz artificial tanto del alumbrado público como de cada uno de los edificios.

Desconocido [MiTake]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora