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Y ahora íbamos en mi auto, junto con Lisa, en dirección a casa de Sana.

— Park espero que haya de comer lo que me prometiste, ¿sabes lo que es perderme la noche de pastas y quesos en mi hogar? — Lisa, con toda la intención del mundo, había cedido el puesto de copiloto a Jennie.

— Va a valer la pena, te gustará todo, lo prometo — reí acompañando mi respuesta.

No vas a ser la única a la que le va a gustar todo — expone la que se supone que es mi amiga, le doy una mirada seria por el retrovisor. La presunta víctima no parece notar nada extraño— ¿Jennie trajiste bañador?

— Pues claro, que no me perdería por nada del mundo las aguas termales con olor a huevo podrido que me esperan — sorpresivamente eso fue lo que la convenció de venir. A menos eso creo.

— Tengo una crema que puede ayudar con eso — digo— huele realmente bien.

— Depende ¿Es la que usas?— se recostó a la puerta con el cuerpo en dirección al mío. Asentí con calma — la tomo, que divino oler día y noche como Roseanne Park.

— Ventajas que vas a tener sólo por éste fin de semana — sigo el hilo de la conversación con interés de cuál va a ser su final.

— ¿Quién dice eso? Estoy segura de que puedo oler como tú y tú podrías oler como yo por más tiempo que ese — apreté el volante conteniendo una risa nerviosa y levantando los hombros, la veía de reojo, inspecciona todo de mí con sus ojos de gata. Miré por el retrovisor a Lisa con los ojos bien abiertos y pasar de estar apoyada entre los dos asientos a hacerse para atrás —. Traje unos bocadillos, Sana mencionó que el camino es largo — cambia drásticamente la conversación y usa un tono increíblemente tierno.

Ahora, tengo prueba sustanciales para Lisa de que ella es la que tira la bomba y luego huye con su carita de ángel, verán, ella cree que la pervertida soy yo con todo éste tema de mi aparente obsesión por tener algo por mi ardiente compañera, sé que mi posición no me favorece, pero ella, Jennie, es peor.

Llegué húmeda a la casa de los tíos de Sana. Cuándo pasó, no tengo la menor idea de ello. Tal vez se dio en circunstancias pequeñas pero consecutivas. No me sentía intimidad por hombres, ni siquiera cuando tenía 13 años y me incursione al juego del coqueteo, las citas y las fiestas, de hecho siempre he sido muy directa para lo que quiero. Pero ella, santa mujer, me hace retractar cada uno de mis pensamientos, sanos o indebidos, solo con verla a los ojos. A este punto no quiero ya pensar si es tan despistada que no se da cuenta de cómo me trae o simplemente lo sabe pero se hace la tonta para seguir en el plan de niña buena y cool con todos.

Me tenía mareada en todo el camino, no sé cómo no tuvimos un accidente en el auto, o como ella no provocó uno. Lisa se había hecho a un lado de la conversación a mitad de recorrido, donde lo que quedaba era Jennie y yo coqueteando deliberadamente, ya ni siquiera me importaba que ella pensara que tenía segundas intenciones con ella y ella parecía aceptarlo con tanta naturalidad como si hubiéramos estado saliendo previo a este día. La parte que más me ponía nerviosa de todo era el contacto físico, la parte oral y visual ya la había superado con éxito, bueno, casi superado.

—Si hablamos de colores, creo que hay unos que contrastan más que otros depende del color de piel. Digo, no es que sea experta, la moda y lo chic nunca ha sido lo mío— esas declaraciones se quedan sin fundamentos, ella es una de las chicas más lindas de la clase, por no ser parcial y decir que la más linda, y tiene un estilo realmente bueno. A este punto ella se había quitado el cinturón y se movía cual pez en el agua en el asiento de copiloto— Por lo menos el mío es rojo— rojo y todos los colores le quedan de maravilla—, así como lo es mi traje de baño— se viene a mi lado, pasando a estar con su cabeza en mi hombro y una mano en mi pierna, la cual está desnuda porque hoy decidí, al igual que ella, colocarme shorts—, que por cierto Rosé, tiene un detalle que si o si alguien debe ayudarme a colocármelo, y desde que confío mucho en ti, ¿te molestaría colocarme el traje de baño?

Tomo aire, pues se ha posicionado con sus labios en mi oreja y ha dicho lo último ahí, escupiendo todo su aire caliente que parece que se metió dentro de mí y me recorrió todo el cuerpo, con la mano que tenía en mi pierna comenzó a hacer patrones, primero con la yema de los dedos y luego con sus uñas. Removí la pierna, enfocándome en el camino, debo quedar como idiota cada vez que me pregunta algo y tardo en responder un siglo.

—Si — aprieto el volante mientras giro mi rostro, muy breve porque estoy conduciendo, y tomo valentía— yo te coloco todo lo que quieras— le sonrío para darle un beso en la frente y volteo la cara de vuelta al camino.

Con la vista periférica noto que se ha quedado mirándome luego de eso, bastante tiempo. Con ambas manos me abraza y pone su cabeza de lleno dentro de mi cuello, es tan cómodo y se siente tan correcto que se quede ahí, me gusta la calidez que trae consigo, y su olor a coco que me recuerda tanto a los veranos. Si no me equivoco se quedó dormida ahí por unos minutos, hasta que estacioné y la moví para avisarle que llegamos. Justo cuando me bajé del auto y empecé a caminar me di cuenta de la humedad que había crecido en mí.

Master Game | ChaennieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora