Welcome to Hawkins's high school

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El sonido de las botas y las cadenas que colgaban de unos pantalones de cuero anunciaban la llegada de Jesse a los pasillos del instituto perseguido por su nerviosa y más  pequeña copia, Avery. Ambos compartían los fuertes rasgos de su madre, los ojos oscuros como la noche y el cabello marrón ondulado, el que los dos mantenían largo. Hacía poco que los Morgan se habían mudado desde Nashville a Hawkins para que su padre pudiera cuidar a su ya mayor y enferma madre, y a pesar de ser un gesto noble y desinteresado no hacía que Jesse se sintiera más en paz con la decisión, a fin de cuentas para él solo significaba pasar el que, con suerte, sería su último año de instituto lejos de sus amigos y de la comodidad de haber estado siempre en el mismo sitio. 

- ¿Crees que me veo demasiado infantil? - Preguntó Avery, que trataba de mantener el paso de su hermano, mirando su elección de vestuario.

 A la niña le preocupaba no verse lo suficientemente madura para su primer día de instituto en sus tejanos oscuros y su camisa de rayas rojas y amarillas cuidadosamente metida por dentro del pantalón y sellada con un cinturón marrón que definitivamente había sido de Jesse anteriormente. 

Jesse asintió con la cabeza de manera burlona mientras se colocaba los cascos y encendía su walkman, escucho un chasquido de lengua de indignación por parte de hermana antes de que la canción comenzara a sonar quién odiaba que el mayor la ignorara de manera tan descarada. El camino de los hermanos Morgan se separó  al poco tiempo y el verdadero instituto empezó. El antiguo habito de Jesse de morder los lapices había vuelto a atacar a todos sus nuevos materiales, pero, en su defensa, no tenía demasiado que hacer en la mayoría de clases a parte de dibujar y mirar el reloj, cómo si las manecillas se fueran a mover más rápido al notar los atentos ojos del adolescente, y  no era porqué fuera avanzado en la clase o algo por el estilo, en verdad sus notas dejaban mucho que desear.  

Jesse fue de los últimos en dejar el aula cuando llegó la hora del almuerzo y aún así consiguió recibir un codazo en la puerta, la chica rubia que se sentaba un par de pupitres por delante de él chocó con su hombro al salir de la clase, parecía angustiada por la manera en la que rápidamente se giró a disculparse sin detener su paso, pero sus ojos no la acompañaron, estos se quedaron clavados en el suelo mientras jugaba con el final de su dorado recogido. 

- No te preocupes. - Mustió Jesse, aunque no estaba seguro de si la chica le había escuchado. 

Caminó hacía la cafetería donde la dinámica de cualquier instituto quedaba marcada. Las mesas se dividían por grupos de personas que se parecían entre ellas, ya fuera en gustos o en vestimenta. El nuevo se sentó en una de las pocas mesas que quedaban semi-libres, ocupando una de las esquinas mientras que en el otro extremo se sentaban un par de chicos de unos cursos menores que parecían estar adelantando deberes. Jesse alzó la mirada buscando a su hermana, llámalo instinto protector o simple curiosidad, pero el mayor fue sorprendido al ver a Avery hablando y riendo con un grupo pequeño en una mesa lejana a la suya, sintió una extraña mezcla de orgullo y celos, sobretodo celos, sentimiento del que se avergonzó de inmediato antes de empezar a comer.

Un par de chicas de su clase, vestidas en el uniforme de animadora, se le acercaron con una sonrisa forzada, seguramente tenían la intención de invitarle a su mesa para tratarle como un mono de feria durante un par de semanas hasta que se cansaran, o quizás tenían buenas intenciones pero Jesse nunca pudo salir de dudas pues antes de que pudieran hablar la atención de todo el instituto se centró en una única persona. Un chico de cabello largo, vestido con un chaleco tejano encima de una chaqueta de cuero, se había puesto de pie sobre la mesa. 

- Ew¿Eddie Munson sigue en este instituto? - Preguntó una de las chicas mientras el mencionado continuaba con su discurso. 

- ¿Esto suele pasar a menudo? - Preguntó Jesse. 

- Eddie está loco, seguramente es un satánico, tienes suerte de no haber presenciado un sacrificio de sangre. - Contestó la otra. 

Ambas rodaron los ojos y se alejaron mientras Eddie se bajaba de la mesa de un salto y asustaba a una profesora, lo que hizo reír al nuevo, captando la atención del joven por tan solo unos segundos. Jesse no duró mucho más tiempo sentado en la cafetería y volvió a clases, no tenía hambre ni ganas de continuar comiendo en soledad, así que se sentó en su pupitre el cuál ya había decorado de calaveras y murciélagos, pero aún había espacio en la madera para un dibujo más. 

- ¿Qué haces? 

Una voz femenina le asustó, haciendo que se le cayera el lápiz al suelo pero en vez de encontrase con una profesora delante suyo se estaba sentando la rubia de antes sosteniendo una sonrisa para ocultar un palpitante nerviosismo. 

- Umh, nada. 

- No hablas mucho ¿no? - Rió entrecerrando los ojos - Lo siento por lo de antes, estaba un poco despistada. 

- No te preocupes. - Repitió su antigua respuesta levantándose para recoger el lápiz. Cuando lo tuvo entre los dedos se apoyó en la mesa sentándose en ella. - ¿Estas mejor? 

- ¿A que te refieres? - A la rubia se le cayó la sonrisa, como si hubieran descubierto su mayor secreto. 

- Te veías preocupada, no sé. 

- ¡Ah! Bueno, sí, tan solo estoy un poco nerviosa, por los estudios. 

- Entonces relájate. 

- ¿Cómo?

Jesse sonrió llevándose la mano a la boca en forma de símbolo de la paz para imitar el gesto de fumar. 

𝙇𝙚𝙖𝙩𝙝𝙚𝙧 𝙝𝙚𝙖𝙧𝙩 - eddie munson x male!ocWhere stories live. Discover now