22. Lobito

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Septiembre 29, 1976

Colegio Hogwarts de magia y hechicería

—Auch —murmuró Remus moviéndose en la cama de la enfermería.

Como cada luna llena que había pasado en Hogwarts desde su llegada se había ido con sus amigos —Sirius incluido—, entraron a la casa a los gritos por el sauce boxeador y ahí sufrió la dolorosa transformación. Pasaron juntos la noche, él como hombre lobo y ellos en sus formas de animal, al finalizar la noche ellos lo llevaron a la enfermería.

Remus abrió los ojos lentamente, sentía todo el cuerpo adolorido y muy rígido, ya tenía algunos vendajes que seguramente Madame Pomfrey le había puesto al llegar pero como estaba tan cansado no lo había notado. Se llevó una sorpresa al ver a Sirius sentado a su lado, sosteniendo su mano y completamente dormido con la cabeza apoyada en un pequeño hueco de la cama.

—No quiso irse —la voz de Madame Pomfrey sobresaltó a Remus que se giró a mirarla—. Me ayudó a curar tus heridas y decidió no irse, le ofrecí dormir en otra de las camas pero dijo que no quería dejarte por si te dolía algo.

—Debió irse —dijo Remus y acercó su mano libre para acariciar el cabello de Sirius.

Su cabello negro y era demasiado suave debido a todos los cuidados que tenía Sirius, siempre cuidando que estuviera todo perfecto. Una sonrisa apareció en el rostro de Remus mientras seguía acariciando su cabello, se sentía muy feliz de que Sirius se hubiera quedado ahí con él.

—Es muy terco, por eso se quedó —dijo Poppy sonriendo.

—Lo sé, llevo años conviviendo con esa terquedad.

Ella rió suavemente y se acercó por el otro lado para no despertar a Sirius, comenzó a revisar a Remus como cada mes; revisó los vendajes y las heridas buscando que todo estuviera bien. Cuando terminó su revisión saco una cuchara y un frasco de vidrio con una poción que era para el dolor.

Mientras Remus se bebía la cucharada de poción notó como Sirius comenzaba a removerse en su lugar, un indicio de que pronto iba a despertar y que, seguramente, estaría adolorido por la noche anterior y donde había dormido.

El pelinegro abrió los ojos y se irguió rápidamente, primero sus ojos se fueron directo a Remus buscando saber si estaba bien o necesitaba algo pero al verlo bien suspiró para mirar el resto de la enfermería hasta encontrarse con Madame Pomfrey.

—Hola Poppy —dijo con la voz ligeramente ronca.

Al oirlo, Remus sonrió suavemente, siempre amaba escucharlo en la mañana recién levantado y le sonaba tan sexy. Se sonrojo un poco por su último pensamiento, mejor centró su atención en ver a su amigo hablar con Poppy, que se quejaba de su apodo.

—Ya saben Remus debe quedarse aquí hasta las 3 de la tarde para que lo revise de nuevo y luego puede salir —dijo caminando hacia el otro extremo—. Necesito ir a buscar a la profesora McGonagall, por favor señor Black, no haga nada que destruya mi enfermería.

Sirius sonrió inocente y asintió mirándola.

—Lo prometo.

Ella lo miró atenta pero al final terminó negando y caminó a la puerta a paso rápido.

La puerta se cerró después de que ella saliera dejándolos solos, Remus se acomodo en la cama suspirando sabiendo que cuando Poppy volviera le tocaría comer porque ella nunca lo dejaba ir sin haber comido todo con la idea de saber que realmente estuviera comiendo bien.

—¿Te ayudo en algo moony? —preguntó Sirius mirándolo preocupado.

—Tranquilo, estoy bien.

—Solo quiero asegurarme.

Amor en el mapa #1Where stories live. Discover now