04. Cruel Aceptación

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Jimin jamás se imaginó diciendo a sí mismo "Yo acepto". Pero ahora, que lo ha dicho, se siente extrañamente bien.

Jeongguk es una persona muy amable y sociable. Jimin trata de esconderse entre los invitados, pero siempre es arrastrado por su esposo hacia las personas que desean dar sus buenos deseos. Jimin frunció el ceño al ver a su tía Erika venir en su dirección.

La jodida idiota de su tía.

Ella nunca quiso a Jimin pero ama a Minji. Siempre se lo hizo saber. Está estresado, con dolor de espaldas y pies, no necesita a la mugrosa de Erika para terminar su día.

—¡Mi Minji! — Tu trasero gordo . Pensó siendo presionado por los grandes senos. Jimin arrugó la nariz y trató de que sus arcadas fueran disimuladas. El perfume barato inundó sus fosas nasales. Gracias a Dios, su tía Erika lo dejó respirar al verlo morado. Jimin la vio abrazar y coquetear a Jeongguk. Qué jodido está mal con esta mujer.

—Tía Erika —dijo. Sus ojos alternaron entre Jeongguk y su tía. Jeongguk frunció el ceño con elegancia, hasta cuando hacia eso era extremadamente lindo. —Siempre es un gusto verte. —Mintió. Jamás lo es.

—Oh, mi pequeño creció tanto. Me duele tanto verte casado, al menos sé que estarás con un buen hombre —murmuró. Su mano acariciando el brazo de Jeongguk con sutilidad. —Sabes, Jeongguk, te llevaste al niño bueno de la familia. Dios escuchó tus plegarias, déjame decirte que tienes una suerte de haber elegido al querido Minji y no a Jimin. Oh Dios, ese chico solo es un dolor de cabeza, un atrae problemas. —Ella sacudió la cabeza como si con sólo imaginar a Jimin le diera jaqueca.

Jimin aplanó los labios, aspiró con fuerza y ​​enseño una sonrisa tan falsa como los senos de su tía Erika. —es bueno saber lo que piensas se mi hermano, tía.

Erika asintió.

—Sí, siempre tuviste razón sobre tu hermano, Minji. Jimin nunca tendrá futuro de no ser por tu madre, mi hermosa Jiwon. Lidiando con los problemas de su hijo, ella nunca tomó buenas decisiones, pero agradezco a tu padre que te haya elegido a ti para heredar la empresa familiar, si hubiera sido Jimin hubiera vendido todas mis acciones. Ese niño nunca me gustó.

Bueno, gracias.

Es que tanto odio tenía su tía Erika contra él. Jimin estaba sorprendiéndose con cada palabra que salía de su venenosa boca roja. ¿Minji habló mal de él? ¿Su hermano en verdad lo acuchillaba por la espalda?

Su corazón dolía, pero la esperanza de que su mentirosa tía esté engañándolo era una posibilidad que quería mantener. Jeongguk bajó los ojos hasta él y pareció comprender su incomodidad por lo que se disculpó con su tía.

—¿Te sientes bien? — preguntó.

—Si.

—No pareces estarlo —Jeongguk sonó preocupado.

—Si sabes que la respuesta para qué jodidos preguntas —Jimin se exaltó. Jeongguk lo miró sorprendido por su arrebato, pero Jimin estaba demasiado cabreado con el mundo como para darse cuenta de que lastimó a Jeongguk. Soltándose del brazo de Jeongguk, se alejó del jardín, yendo a ninguna parte.

Una vez lejos de todo el alboroto de la fiesta, cubrió sus ojos. En verdad, le lástima que su propia familia está diciendo esos estupideces. Para la familia entera, Jimin y su madre, Jiwon, siempre fueron los rebeldes. Las ovejas negras.

Minji y su padre eran los justos y nobles. La familia nunca quiso a su madre por no bajar la cabeza y seguir las órdenes de la abuela. Jimin heredó su espíritu libre por lo que cuando algo le parecía injusto lo hacía saber.

Crueles Intenciones 𝙆𝙊𝙊𝙆𝙈𝙄𝙉Where stories live. Discover now