17.

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Teo.

Por un momento me enoje con Santos por meterse en mi vida, pero la realidad es que estaba rodeado de la gente que más quería asique no me importo nada más. Tomas y yo subimos a mi cuarto, nos sentamos en la cama y nos devoramos a besos un rato largo, estaba muy feliz, de hecho, era el primer cumpleaños en mucho tiempo en los que estaba así. Nuestro secreto estaba más a salvo que nunca, o eso creíamos.

Martin abrió la puerta del cuarto mientras nos estábamos besando. Mi cremallera estaba ya abajo y nuestras remeras en el suelo.

- U, perdonen. No quería interrumpir. Pero tengo malas noticias, no sé cómo, pero hay más de 70 personas abajo.

- ¿Qué? – dijimos al mismo tiempo. En ese momento entro Sara.

- Chicos, una de las chicas de natación le estaba por pasar la dirección a su novio, pero la mando sin querer como difusión. Están todos los del colegio acá y con más gente que no vi en mi vida. Santos está muy contento, pero considerando que llevan acá encerrados como una hora, sospecho que ustedes no.

- Martin, ¿Juan esta acá?

- Si.

- No puede ser. Por favor prométeme que no vas a decir nada. Es más, hay que hacer algo para que no se vaya pasando de boca en boca el hecho de que salimos del cuarto juntos.

- Eso y además no me quiero cruzar con ese idiota porque vamos a terminar mal.

- Esto va a ser una misión de vida o muerte, pero cuenten conmigo. – agrego Martin.

Nos dieron unos minutos para vestirnos. Antes de que pudiéramos salir del cuarto terminando de acomodarnos, Martin y Sara volvieron a entrar diciéndonos que Juan estaba en el pasillo preguntando por Tomas. Me asome al balcón y había muchísima gente en el patio. No había manera en la que pudiéramos salir del cuarto sin que nadie sospeche que había pasado adentro. Hacia más de media hora que estábamos solos ahí desde que la gente había llegado.

- Ustedes salgan, Tomas y yo lo resolvemos.

- ¿Cómo hacemos?

- Tengo una idea, pero es medio raro y espero que seas lo suficientemente valiente.

- Tengo miedo de lo que vas a proponer.

- Hay que salir por la ventana del baño. Caminar por el techo hasta el cuarto de santos que está en un costado de la casa y no hay manera de que haya gente en ese pasillo porque Santos los habría sacado.

- No sé si esta tan buena tu idea.

- Perfecto. ¿tenés una mejor?

- No.

- Bueno, entonces seguimos la mía.

Salí yo primero para mostrarle que era seguro, me asome un poco para el costado y vi de nuevo a la gente en el patio. Tomas salió atrás mío y pegados a la pared caminamos de costado hasta la otra ventana. Entre yo primero y el me siguió.

- ¿viste que no era para tanto?

- Cállate mejor.

A Tomas se le prendió la pantalla del celular y resulto ser Juan escribiéndole un mensaje: "¿Dónde estás? Te estoy buscando hace muchísimo tiempo". Me puse muy celoso y me enoje bastante, pero después de todo, ellos seguían siendo amigos.

Salimos del cuarto de Santos y le dije que se vaya primero. Me quede unos minutos hasta que vi que se mezclo con los que estaban abajo. Fue entonces cuando salí yo. Me cruce a la ex novia de Tomas, Julia. Me pareció raro que ya estuviese tan borracha pero más raro fue cuando me intento besar. La aparte y le dije que fuera a la cocina a tomar agua porque estaba muy mal y tenía que parar. Me dio un beso en la mejilla y siguió de largo como si nada.

Cuando baje Tomas ya estaba con los de futbol. Trate de buscar a Sara pero la encontré a los besos con Martin. Asique me senté en un sillón del patio con una botella de Coca-cola en la mano mientras veía como mi casa se llenaba de la gente que se había reído de mi a principio de año.

Cuando se hicieron las 4 am, la gente empezó a irse, algunos empezaron a caer desmayados y otros encontraban pareja con la que terminar la noche. Tomas había tomado un poco y quiso terminar la noche teniendo sexo, me beso en los pies de la escalera y subimos tropezando y chocando con paredes entre beso y beso. Terminamos en mi habitación durmiendo totalmente desnudos después de un apasionado y romántico encuentro.

- Ey, Ey, ¡EY! - la voz de Sara nos despertó de repente. – necesito una remera para mí y otra para Martin.

- No me digas que...

- Hola, chicos.

- ¿Se dieron cuenta que estamos totalmente desnudos y necesitamos privacidad para, no sé, VESTIRNOS? – dije enojado. Se metieron a mi baño unos minutos y salieron cuando ya estábamos vestidos. – Martin, en el cajón rojo de la esquina hay remeras, agarra dos, cualquiera.

- Así que, ¿ustedes...? – Tomas no pudo terminar con la pregunta porque Sara lo callo.

- Hay algunas personas abajo, por suerte no había nadie en el pasillo. Pero, ¿Qué vamos a decir cuando los pocos que cayeron desmayados pregunten donde dormimos?

- Yo voy a decir la verdad, yo dormí en mi cuarto... solo. – dije mirando a Tomas.

- Tomas, Juan todavía está abajo, se durmió con una chica en un sillón.

- Voy a bajar solo yo, voy a despertarlos, darles una botella de agua, una pastilla y pedirles amablemente que se vayan para que ustedes puedan bajar y podamos desayunar en paz.

Tomas.

Teo: decirle a los chicos que ya pueden bajar.

Cuando estábamos abajo y nos servían el desayuno, salude por fin a Teo con un beso, porque después de la increíble noche que habíamos pasado necesitaba volver a sentir sus labios. Pero eso pronto, se convirtió en mi más grande error. Juan salió del baño de la cocina y nos vio en ese preciso momento. El secreto había llegado a su fin, Juan se había enterado, la persona más homofóbica y mala del mundo se había enterado, ahora ¿Qué iba a pasarnos?

Teo y yoWhere stories live. Discover now