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Julia

Las regionales se acercaban y cada día nos estaban exigiendo más. La entrenadora Gómez había hecho una coreografía del doble de riesgo. El grupo de Amelia y el mío se juntaron para competir. Ninguna de las dos estaba al cien por ciento. No sabíamos cómo seguir una rutina tan compleja.

- Déjenme decirles, a todas y a todos, que están dando asco. La próxima semana los quiero el doble de horas, a ver que tanto podemos arreglar el desastre de hoy.

Me resbalan por las mejillas gotas de sudor, mezcladas con lágrimas. Tenía los pies totalmente adoloridos. Estaba exhausta y lo único que quería era llegar a casa y dormir mil horas.

- Estoy harta de que nos hable así, es una idiota.

- Pero tiene razón, hoy baile fatal.

Cuando me saque los zapatos de danza en casa, note mis pies más ampollados que nunca. Algunas se habían reventado y me sangraban horrores. Mama entro a la habitación gritando nerviosa por el almuerzo que íbamos a tener al día siguiente con mis tías. Quería que llevara a Tomas. Le recordé que habíamos terminado hace semanas. La primera vez que le conté me grito que era una idiota por perder a alguien como él y que era una decepción constante para ella. Esta vez, reaccionó peor:

- Pensé que ibas a hacer algo para recuperarlo, pero veo que ni eso haces bien. Qué vergüenza. Hoy no quiero que cenes acá, y si salís hoy a la noche, por favor no vuelvas mañana. Estoy harta de que me avergüences. Por cierto, estas más gorda. Deberías ponerte a dieta. – cerro mi puerta de un portazo y se fue.

Me desnude para bañarme y me vi en el espejo, me daba asco cada parte de mi cuerpo. Me pese y note que no había engordado, si no que había perdido tres kilos desde la última vez que me había pesado. El chico de último año con el que salía me dejo por el poco tiempo que tenía para estar con él. Recordé que Tomas siempre me esperaba una hora afuera del salón de danza después de su entrenamiento. Nos bañamos juntos bastantes veces. Pasaba más tiempo en su casa con él o con Amelia, que en la mía.

Mi mama me presiona desde siempre, mis dos hermanas terminaron carreras universitarias. Yo jamás podría llenar esos puestos. Tenía que ser la mejor en la danza, la mejor en la clase. Tenía que tener el novio más lindo y tener el mejor cuerpo. Nunca era suficiente para ella todo lo que hacía. Siempre algo encontraba para hacerme sentir insuficiente.

Salí de la ducha y me fui a dormir, era la única de despejar la mente y olvidarme de todo.

El fin de semana siguiente, mis papas se fueron de la ciudad. Asique se me ocurrió organizar una fiesta para emborracharme y dejar de lado todo lo que me atormenta día a día. Le mande mensaje a todos temprano y me metí en la ducha. Todos habían confirmado que venían y sabia que traerían para tomar y más gente invitada. Amelia tenía un amigo de la familia Dj asique eso también estaba cubierto. Me había predispuesto a pasarla bien y no pensar en nada ni en nadie.

Me cambie y la gente empezó a llegar. Apenas llegó me cruce con Tomas y le pedí si podíamos conversar. Lo lleve a un cuarto en la planta superior y empecé a disculparme por haberlo humillado y hacerlo sentir tan mal.

- Te juro, que a pesar de eso, intento todos los días cambiar. Después de Gastón, me di cuenta que la Julia que quería que la gente ame, era la Julia que todos, incluida yo odiaban. Quiero ser mejor persona, depositar mi mente en el baile y no en hacer que me tengan miedo o envidia. Eso es ridículo. Realmente quiero que seamos amigos. Era divertido ver cómo me apoyabas y me hacías reír después de un mal día.

- Julia, todos la cagamos una vez en la vida. Claro que podemos ser amigos. No sé si me gusto mucho como me usaste. Pero si te soy sincero, no estaba enamorado. Siento que una amistad con sexo teníamos, no una relación amorosa.

- Gracias, Tomi.

Me puse contenta, había completado la misión de arreglar las cosas con Tomas. Ahora solo me tenía que preocupar por divertirme y olvidarme de los problemas con mi mama. Me junte con mis amigas, bebí, bebí, bebí y bebí. Estaba siendo la mejor noche de mi vida. Pero que pronto, se transformaría en la peor.

Subí para ir al baño, los dos de abajo estaban ocupados. Me sentía muy mareada, necesitaba lavarme la cara y descansar del ruido. Me senté en mi cama con la ayuda de Juan, quien me había visto mal y se había ofrecido a hacerme llegar a mi cama para "que nada malo me pasara". Juan entro al cuarto conmigo en sus brazos, se sentó al lado mío preocupado por como estaba. Le dije que estaba bien, pero que me había sentado a descansar. Cuando pensé que se iba a ir, cerró la puerta con llave, puso su mano en mi pierna y empezó a acariciarme. Le pedí que pare, pero dijo que quería pasar un tiempo a solas conmigo. Llevo su mano a mi entrepierna y acerco su cabeza a mi oreja:

- Te deseo desde que salís con Tomas, ya lo sabes, pero antes no podía pasar mucho más entre nosotros porque estabas con él y era mi amigo, pero ahora sos toda mía. – me empujo a la cama, tiro mis manos arriba de mi cabeza sujetándome con fuerza y me beso en el cuello. Grite, patalee y llore.

Mi alma empezó a abandonar mi cuerpo poco a poco, el estado en el que me encontraba no ayudaba, me estaba empezando a desvanecer. Se paró de encima de mí y me empezó a sacar el vestido y la ropa interior. Quería pararme, pero las piernas me fallaban, me dolía todo. No me iba a poder levantar, eso ya estaba claro, pero tenía que ser fuerte, luchar contra mi cabeza para no dormirme y pedir ayuda. Empecé a gritar, pero enseguida su mano me tapo toda la boca. Las lágrimas volvieron a rotar de mis ojos en cuanto lo sentí penetrándome. Mi cuerpo no respondía por el estado en el que estaba, pero mi cabeza era fuerte y estaba alerta. Me jure a mi misma que iba a ser fuerte y que iba a salir de ahí. Sea como sea.

Nadie me ayudaba, le pedí que pare mil veces. Tocaron la puerta tres veces, el grito que nos dejaran tranquilos. Grite auxilio, pero él empezó a gritar encima mío. La puerta se abrió de golpe y vi al nuevo amigo de Tomas y a Martin sacarlo de arriba mío. Una chica que no conocía y Tomi se sentaron al lado mío y me contuvieron mientras lloraba desconsolada. Teo golpeo a Juan hasta que este salió disparado de la habitación. Trate de pararme e irme de ahí, quería bajar, echar a todos y encerrarme a llorar pero me maree. Estaba tan alcoholizada que no podía pararme. Teo y los chicos me llevaron a pasar la noche en su casa. No quería estar sola, no quería hablar con mis papas, ni llamar a la policía porque era mi palabra contra la de él, porque había tomado, porque tenía un vestido muy corto y porque siempre que se denuncia una violación se la cuestiona a la mujer y se duda de su palabra, no era el momento de pasar por ello. Estábamos todos comiendo algo y riéndonos en el cuarto de Teo, para olvidarnos de todo lo malo que había pasado. Hasta que me quede dormida.

Después de esa experiencia, me aleje de las chicas que solo me buscaban para salir de fiesta. Me empecé a juntar con Tomas y su grupo de amigos que me hacían reír y realmente se preocupaban por mí. Sara se volvió una persona en la que realmente confiaba, tanto que solo ella sabia como era mi mama conmigo. 

Teo y yoWhere stories live. Discover now