2 𖤐

1.2K 183 42
                                    

Jack se arregló la corbata por tercera vez, logrando, por fin, con cierta satisfacción dejarla como la quería.

Se miró al viejo espejo de cuerpo completo que tenían los vestidores. Buscando algún defecto o arruga en la camisa y saco. Asintió satisfecho cuando no encontró nada fuera de lugar en su nuevo traje negro.

Revisó la hora con premura, se leía las 19:40 pm. La hora perfecta para retirarse a ver a cierto italiano.

Tomó sus llaves y billetera de su taquilla. Fue hacia recepción en donde estaban Greco y Volkov hablando en voz baja, seguramente comentando alguna nueva gilipollez.

Silbó para llamarles la atención y asustarlos, logrando su cometido. "Nenazas. Me voy por hoy." Avisó agitando sus llaves.

Volkov y Greco compartieron una mirada atónitos, mirando de arriba a abajo a su superior como si fuera la primera vez que lo hacían.

El primer valiente en hablar fue el barbudo. "¿A esta hora? ¿Con ese traje?" Dijo incrédulo.

Conway los miró poco impresionado y les gruñó. "Yo salgo a la hora que se me salga de la polla. ¿Y qué tiene mi puto traje? ¿No se puede llevar uno ahora o qué?"

Volkov interrumpió con una leve tos. "Usted puede salir cuando quiera, pero siempre lo hace después de que se va todo el mundo." El ruso cruzó sus brazos y levantó una ceja. "Y no he visto ese traje en mi vida, parece caro además, señor superintendente."

Conway bufó negando con la cabeza, sintiendo el calor trepar detrás de su cuello y orejas. "¿Y a ustedes que coño le importa, par de viejas chismosas? Vuelvan a trabajar, anormales."

Se giró agresivamente y casi corrió a la puerta. Se detuvo cuando escuchó a Greco gritar entre risas. "¡Buena suerte en su cita, jefe!"

Conway se dió la vuelta con la porra en la mano, listo para partir cabezas, pero los dos oficiales ya habían salido corriendo.

Salió echando humos por las orejas y repitiéndose mentalmente que no, el no llevaba este traje por nadie. Solo necesitaba mezclarse con el local del italiano. Nada más.

𖤐𖤐𖤐𖤐

Salió de su coche rosa con recuperada tranquilidad. Hizo un rápido perímetro de la zona, buscando algún tipo de coche o persona sospechosa.

Entró a "Coraline" con el mismo cuidado, casi esperando a que un Carlo desatado lo noqueara por detrás. Grande fue su sorpresa cuando solo encontró en lugar el mismo olor a rosas y algunos nuevos trajes.

Levantó una ceja incrédulo. El italiano parecía no haber dicho una sola palabra sobre el.

Un pequeño y casi imperceptible sentimiento de orgullo se retorció en su interior. Casi sonrió.

Apoyó los brazos en el cajero, igual que lo había hecho la última vez, y tocó la campana con impaciencia. No sabía cuál sería la razón pero sentía un raro entusiasmo.

Toni salió sonriente de la parte de atrás con unas cajas en la mano, llevaba estaba vez unos pantalones blancos con un estampado chaleco marrón y una camisa blanca con las mangas recogidas hacia arriba, dejando a la vista los tatuajes del otro.

Era imposible no mirarlo, pero está vez sus ojos se quedaron atrapados en los distraídos contrarios, que por primera vez los veía sin aquellos anteojos oscuros. Sus orbes eran de un suave verde azulado que destilaban paz.

Sintió un repentino nudo en la garganta.

El italiano no lo veía, demasiado ocupado acomodando las cajas de zapatos en sus respectivos lugares. "Buenos días caballero, ¿que le-" Conway carraspeó un poco divertido y el Gambino se giró tan rápido que casi tira un mocasín. "Joder, si solo era usted, podría haber avisado ¿No?."

i never told you what i do for a living Donde viven las historias. Descúbrelo ahora