Un nuevo mundo

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18 años atrás

...

— ¿Así que tu hermano es un héroe?

Narai giró rápidamente su rostro a un costado, una cosa blanca había salido de la tierra.

— ¿Qu-Quién eres tú? – gritó asustado. —Y sí, ¡Mi hermano es un héroe!

— Así que eso significa ser un héroe ¿No? Ser pisoteado por shinobis de este podrido mundo ninja y ser hipócritamente llamado "Héroe". Este mundo está lleno de hipocresía, hace unos días lo llamaban bueno para nada, ahora todos lo consideran uno de los héroes de la aldea.

— ¿A qué se refiere? – preguntó poniéndose de pie, observando con detenimiento a la criatura frente a él.

— Hiro no quería morir, él quería ser Hokage ¿No? Pues en este mundo aquellos sueños puros son pisoteados por el podrido mundo ninja. ¿Te digo el por qué? Los shinobis sólo buscan victoria para sus respectivas aldeas, sin importarle ni un poco la humanidad. ¿O acaso los enemigos de tu hermano se tocaron el corazón antes de asesinarlo? ¡No! Tú hermano fue uno de esos sacrificios para el beneficio de aldeas, tan sólo para realzar el nombre del país de la roca asesinando a un miembro de un clan prestigioso. Todo sería mejor si viviéramos en un genjutsu, donde la paz reinara.

— ¿Un genjutsu? Eso sería una falsedad.

— ¿Quisieras vivir en un mundo podrido donde la realidad es cruel? ¿O en un genjutsu donde la paz reina? Por eso queremos construir un mundo sólo con amor y paz, sin sacrificios como los de tu hermano, sin el dolor que sientes. Tarde o temprano la gente se da cuenta de que las cosas nunca salen como deseamos. Tú deseabas estar con tu hermano, él deseaba ser Hokage, ¿Algo de eso se volvió realidad? Este mundo se encarga de mostrarnos el dolor.

Narai agachó el rostro, veía fijamente la lápida frente a él, las gotas de lluvia seguían cayendo. Apretó con fuerza su puño, debía hacerlo.

Pasó una de sus manos por la lápida, acariciando el mármol, el nombre de su hermano tallado sobre el.

— Debo vengarlo.

— Así es. – exclamó el Zetsu blanco, movilizándose por la tierra alrededor del chico.

Narai dió un último vistazo a la lápida de su hermano mayor antes de retroceder e irse. Caminaba con firmeza, empapadado. Zetsu lo seguía escondido tras unos arbustos, hasta que el Uchiha se posicionó sobre un puente de la aldea, viendo directo a la corriente del río debajo de él.

Escuchó un ruido extraño, giró su rostro, Obito corría en su dirección, hasta detenerse frente a él, intentando recuperar el aire.

— Narai-senpai... necesito hablar contigo, senpai.

Narai volvió a mirar la corriente del río, estaba decidido, lo debía hacer, debía vengar a su hermano mayor.

— Vete Obito, no quiero hablar contigo.

— Por favor escúchame... yo entiendo lo que estás pasando.

— Ahora lo entiendo... yo no entendía nada sobre lo que Hiro estaba pasando, así como tú no me entiendes a mí. Así que evítate esos comentarios "inspiradores" porque no lograrás nada, yo ya me siento muerto.

Obito no supo que decir, se quedó observándolo unos segundos hasta que decidió retirarse, volviendo dejar al Uchiha mayor sólo.

Narai dirigió una mirada a los arbustos, indicándole que estaba listo. Zetsu salió nuevamente, posicionándose a su lado.

— ¿Aquí será? Bueno. – rió.

Aquel Zetsu comenzó a crear un cuerpo idéntico a Narai, replicando exactamente cada facción en el, a excepción de una sola cosa, aquel cuerpo no tenía vida.

Decidió arrojarlo a la corriente. A decir verdad, se veía completamente real, incluso había replicado todo aquello que tomarían en cuenta los médicos forenses a la hora de la realización de una autopsia.

Narai veía caer aquel cuerpo inanimado al río, no había vuelta atrás, era momento de ser un héroe de verdad, de vengar los ideales de su hermano, de aquellas personas que se los arrebataron, de crear un nuevo mundo, un mundo en donde Hiro fuera parte de el.

Al día siguiente, por toda la aldea se hablaba de la muerte de los hermanos Uchiha, uno con tan sólo 18 años por una batalla, el otro con apenas 15 años por presunto suicidio.

Ahora enmascarado, Narai se encontraba detrás de unos arbustos observando su funeral, su madre gritaba desgarradoramente sobre la caja. Por un instante quiso ir, hacerle compañía, decirle que estaba vivo, pero no podía hacerlo.

Tenía algo por hacer, debía hacer ciertos sacrificios por el bien del plan.

Fue así como dos años después, Narai Uchiha, el genio del Sharingan, dio acabo el ataque a la aldea con el Kyubi. Una desgracia en la cuál murieron cientos de víctimas, y sin embargo, ya no se inmutaba ni un poco, nadie importaba más que Hiro, y si tenía que destruir con tal de crear un mundo en donde él existiera, estaba dispuesto a hacerlo.

...

La luz de mi vida (ObiRin)Where stories live. Discover now