Hokage

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Obito se encontraba derrumbado en su cama. Su mente estaba invadida de pensamientos extraños. Obito pensaba en una frase que Madara le dijo cuando estaba con el.

"Tarde o temprano la gente se da cuenta de que las cosas nunca salen como deseamos"

Era cierto. No del todo, pero era cierto. Obito se dio cuenta de que él tuvo la buena suerte de que el destino le dio una segunda oportunidad de permanecer a lado de Rin, pero... ¿Y qué pasa con esas personas que no obtienen segundas oportunidades? Que las cosas no suceden como lo planean, que el mundo se encarga de mostrárselo, ¿Qué pasa con esas personas?

Él no podía ser hipócrita. Decir que el mundo era hermoso para sus ojos, cuando para otras personas su vista estaba llena de dolor y desesperación.

¿Entonces que se supone que él debía hacer?

La imagen de Rin pasó por su mente unos segundos y se dio cuenta de algo. Si el mundo les había dado una segunda oportunidad, él debía aprovecharla bien y cambiar el mundo, erradicar todo ese dolor que existía, mostrarle al mundo que la luz es más intensa que la oscuridad, que las razones para vivir se debían a aquello que tienes o perdiste, porque si pierdes a una persona valiosa no puedes renunciar a tu vida, porque esa persona no lo aceptaría. Simplemente hay que honrar su nombre y seguir adelante.

El sonido de la puerta lo sacó de sus pensamientos, se levantó de su cama y abrió la puerta. En la entrada se encontraban Tsunade y dos médicos más.

- Obito. Ya terminamos con las investigaciones. Por alguna razón, las células qué hay en tu cuerpo se tratan de las células del primer Hokage. No tengo idea de cómo las consiguieron, pero de algo estoy segura. No son simples secuestradores, sí pudieron modificar tu cuerpo con estas células, entonces son enemigos de temer.

- Por cierto, ya terminamos de cultivar dichas células, ya tenemos su brazo Obito-kun, acompáñenos.

Obito asintió y salió juntos a los médicos, se dirigieron al hospital, donde empezó una cirugía para hacerle el brazo a Obito, afortunadamente todo salió bien.

Rin, Kakashi y Akira fueron a visitarlo al hospital, Obito se encontraba acostado reposando en una de las camillas.

- Toma Obito-kun, te traje unas manzanas.

Akira colocó un cesto con unas cuantas manzanas en una mesita que se encontraba a un lado del Uchiha, Obito agradeció con una sonrisa, Akira vio al pelinegro y le devolvió la sonrisa.

Rin sintió algo en el pecho. ¿Qué era esto?

Cuando Akira dijo que gustaba de Kakashi ella no sintió celos, solamente sintió la necesidad de decirle que a ella también le gustaba. Pero... ahora era diferente, al ver cómo Obito y Akira intercambiaron un par de sonrisas sintió algo distinto.

Rin salió de sus pensamientos al sentir que alguien tomaba su mano, era Obito que se encontraba sentado en su cama.

- ¿Estás bien?

- Oh, sí. - Rin sonrió.

- Vale. - Obito le devolvió la sonrisa.

- Yo te traje un par de dulces, se que te gustan mucho.

Los ojos del Uchiha se iluminaron a más no poder. No solo porque eran sus dulces favoritos, sino porque la persona que se los estaba regalando era nada más y nada menos que Rin.

La luz de mi vida (ObiRin)Where stories live. Discover now