Actúa normal

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Había transcurrido algo más de una semana desde que habían llegado al mundo humano. Las marcas en su piel habían desaparecido casi por completo, pero los sueños aún los perseguían. Despertaban en medio de la noche, cubiertos en sudor, recordando lo que habían perdido. 

No obstante, la señora Noceda se esforzaba en mantenerlos ocupados, lo cual agradecían en silencio. Jamás habían encontrado tanta paz en hacer las tareas del hogar y las compras.

Willow y Amity se encargaban de la cocina, aunque a decir verdad, no eran muy buenas con las recetas humanas. Luz, Vee y Gus se encargaban de hacer las compras, mientras que Hunter hacía la limpieza. 

El chico había terminado con la limpieza matutina. Una sonrisa de satisfacción cruzó su rostro, antes de estremecerse por el silencio del lugar. Era extraño como se había acostumbrado al alboroto que hacían los demás chicos, pero lo había hecho, y ahora, sentía como una especie de frío cada vez que se encontraba solo, porque eso significaba que su mente lo llevaría devuelta a ese oscuro lugar donde se escondían sus miedos, donde se escondía Belos.

Subió las escaleras con avidez y se detuvo frente a la habitación de las chicas. Tomó una bocanada de aire y estrelló sus nudillos contra la madera. 

—Pasa —Amity anunció. Hunter empujó la puerta y lanzó un chillido.

—¿Qué? ¿Qué hacen?

Amity se encogió de hombros y devolvió su mirada al libro que sostenía frente a su rostro—. ¿No es evidente? Estamos entrenando —respondió la chica.

Willow soltó un resuello e hizo una ultima flexión con la delgada chica sentada sobre su espalda.

—¡Treinta! —dijo la pelinegra dejándose caer en el suelo. Amity sonrió y estiró una mano para que su amiga se reincorporara sobre sus pies.

Hunter dejó escapar un jadeo mientras movía sus ojos sobre Willow. Ella dejó caer su cabello sobre sus hombros con un suspiro y limpió el sudor de su frente con el dorso de su mano. Incluso exhausta, la chica lucía llena de energía. Él tragó con fuerza.

—¡Estamos devuelta! —Luz gritó desde el primer piso, sacando a Hunter de su ensoñación.

Amity cerró el libro de golpe y mordió su labio para no sonreír. Tocó el hombro de Hunter—. Suerte —dijo antes de precipitarse escaleras abajo.

—¿Suerte? —murmuró él con el ceño fruncido antes de caer en cuenta a lo que ella se refería. Entonces, su rostro se tornó de un rojo furioso.

—¿Estás bien, Hunter? —Willow abrió mucho sus ojos por la sorpresa—. ¿Necesitas aire? ¿Un vaso de agua? —ella lo agarró del brazo y lo obligo a sentarse en la cama.

Él no puso resistencia, golpeó su cabeza con la cama de arriba y salió del estupor. 

—Nada Hunter —dijo antes de llevar su mano a su boca—, quiero decir, no me pasa nada.

Ella se acuclillo junto a él—. ¿Estás seguro? Te has estado esforzando mucho estos días, haciendo los quehaceres, cuidando de nosotros, y arreglando el desastre que dejamos en la cocina con Amity. —Willow tomó su mano helada entre las suyas—. Prometo que te ayudaré más desde ahora.

Hunter sacudió su cabeza. Era la primera vez que sentía su tacto cálido en sus manos. Sintió una corriente recorriendo su cuerpo. 

—No es necesario, cap... Willow —terminó por decir—. Sé que han estado ocupadas buscando una manera de volver a... casa —él observo sus manos unidas.

Lo cierto era que no sabía si había un lugar en el mundo al que pudiera llamar suyo. Le dio una mirada triste a la pelinegra.

—Encontraremos la forma, pero no por eso vamos a dejar de vivir el presente —dijo ella con una sonrisa alentadora. Él suspiró—. Cuando volvamos a casa, y el ahora sean recuerdos, no quiero arrepentirme por lo que debí haber hecho o dicho.

Más que solo electricidad {HunterxWillow}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora