37.- Regreso a casa.

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EPISODIO 37









Manarola, Italia.


La luz del sol esta a todo su esplendor, la fresca brisa entra por la ventana del taxi y choca contra su pálida piel, sus ojos dorados se encuentra ligeramente hinchados por algunas lágrimas derramadas, esos orbes se ocultan detrás de unos lentes de sol y en su cabeza reposa una gorra negra que la cubre de ese clima que ella amaba.

Uno muy caluroso y soleado día.

Italia, la hermosa Italia, las casas parecen a simple vista bastante antiguas, los árboles y la infinidad de invernaderos a su alrededor. En realidad para ella es un país perfecto, tranquilo y con los mejores vinos del mundo.

Ella suspiró.

Hogar dulce hogar....

En su trayectoria a casa pudo observar el precioso y azul mar a través de la ventana, cada calle que pasaba encontraba una bandera de su región, verde, blanco y rojo.

Antes de llegar a su casa rebuscó en su bolso para sacar los lentes de contacto cafés, ella los puso sobre sus orbes dorados, para que su familia no haga muchas preguntas, respecto a su físico, como el color de ojos y el cabello o la tonalidad de su piel.

El pueblo de ella no es ni muy pequeño ni muy grande, pero eso si, era muy hermoso y acogedor, las luces de los locales, un par de cafeterías y las casas alrededor, dan un aspecto bastante viejo, pero bello, fuera de los locales de comida algunas sillas están fuera con sombrillas y algunas luces se cruzan entre ellas para dar luz y mas vida al lugar.

Después de un largo recorrido, el taxi se detuvo frente a una vivienda pequeña de dos pisos, pero en lo particular muy acogedora, el vecindario es igual de grande, el patio delantero hay un pequeño camino que da hasta la puerta blanca principal, en el patio principal hay un jardín pequeño, con muchas flores y rosas, incluso han crecido tanto que suben desde su jardín hasta la ventana de la casa de arriba, dándole un aspecto precioso e inigualable.

Ella bajó del auto, suspiró al mismo que sus ojos se inundaron de lágrimas, extrañaba tanto su hogar, que fue inevitable sentirse conmocionada al estar fuera de su casa.
Rosalie sostuvo su maleta entre su mano, mientras los rayos de sol pegaron contra su piel, ella levantó la mirada y se sintió por un momento extraña, amaba el calor, pero por su situación nunca imaginó que sería demasiado complicado, la temperatura es alta y el sol con tan solo pegarle un par de segundos bastó para que sus ojos se dilataran y lastimaran mucho, acompañado de un dolor de cabeza, he inevitablemente se sintió mareada, bajó con rapidez la mirada y sostuvo su maleta con fuerza para no perder el equilibrio.

¡Mierda!

Respiró hondo, y caminó hasta la puerta principal, llamó a la puerta y su corazón se aceleró sintiéndose nerviosa.

La puerta se abrió dejando al descubierto a un adolescente un poco más alto que ella; de cabello ligeramente ondulado y castaño, con unas mejillas rosadas, una piel ligeramente blanca, unos hermosos ojos verdosos. Al observar a la joven, no podía creerlo, sus bellos orbes se inundaron para así lanzarse sobre ella en un fuerte abrazo.

ㅡ¡Rose!ㅡhabló con la voz ligeramente quebradaㅡHermana mía

Ella correspondió su abrazo y se limitó a sonreír.

DULCE SANGRE  KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora