ten

249 61 73
                                    

[ ✩ ]

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

[ ✩ ]

los momentos vergonzosos no se comparan con lo que pasé el día de ayer.

llegaste a mi casa durante la mañana porque al parecer no tenías nada que hacer en la tuya, habías venido a buscarme; no fuiste con tus amigos, buscaste mi compañía. parecía que tenías frío, pude notarlo por tu nariz y mejillas rojizas, entonces te invité una taza de chocolate tibio, parecía que tenías sed o tal vez hambre, pues te lo terminaste al momento en que fui por lo que yo bebería. no usabas tu típica chaqueta color negro, solamente portabas un abrigo de tela delgada. preguntaste dónde estaban mis padres y yo te respondí que estaban con mis abuelos, pues la progenitora de mi madre necesitaba ayuda.

parecía que la palabra “madre” no te daba un buen sabor de boca o algo parecido, pues tu semblante pasó de ser curioso a ser triste. contaste con un poco de timidez que la persona que te dio la vida había fallecido hace pocos años atrás. tus ojos verdes grisáceos pasaron de ser alegres a ser desanimados, me compartiste tu sentimiento de tristeza solo con una mirada y pude sentir el vacío en tu interior.

te abracé, paul mccartney.

tu expresión facial no demostraba que necesitabas un abrazo o muestra de afecto, pero en el fondo yo sabía que debía brindártelo.

me sonreíste de lado cuando nos separamos y yo también lo hice, así que te acercaste una vez más y me abrazaste con fuerza.

—gracias —me murmuraste al oído. esa voz. esa suave y dulce voz. esa voz que te juro suena como la melodía más preciosa, aquella que alguna vez escuché en mis sueños.

tocaste mi rostro con la palma de tu mano y me observaste, después sonreíste ligeramente. pude sentir la gelidez en tu piel y te habría ofrecido un abrigo, pero tus bellos ojos impidieron que dijera palabra alguna en ese transcurso. vaya que tienes un gran poder, hipnotizas a las personas con tu simple mirada sin tan siquiera intentarlo.

mi momento mágico fue estropeado por un par de golpes a la puerta principal, parecía que habían golpeado mi cabeza en lugar de la madera, así se sintió. bueno, mucho cuento, regresemos a lo importante. en lugar de preocuparme por atender a una posible visita, te ofrecí algo para que se te quitara el frío.

—te puedo prestar un abrigo, necesitas algo para estar más caliente... es decir, tus manos están frías y deben estar calientes para esta noche —levantaste una ceja, intentando comprender lo que había dicho. vaya que a veces puedo ser una completa tarada—. ¡para este día! para este día, deben estar tibias para que no contraigas un resfriado.

—entendí, querida —sonreías mientras negabas divertido—. iré yo mismo a buscarlo en tu habitación, no hagas esperar a quien sea que esté afuera.

te retiraste y subiste por los escalones para llegar a mi habitación. ¿por qué tengo que cagar cada situación que va por un buen camino?

bueno, no haré más larga esta pequeña historia porque mis ojos se están cerrando gracias a las horas en las que escribo esto. los chicos eran quienes tocaban. los dejé pasar y les ofrecí un poco de chocolate igual que a ti, pero john no quiso, él deseaba saber en dónde estabas tú debido a que tenía algo que decirte; le indiqué en dónde estabas.

no pasaron más de dos minutos y ya estabas de vuelta, usando un abrigo tejido color celeste. debo admitir que lucías extremadamente tierno y abrazable.

por alguna razón lennon no estaba contigo, pero le resté importancia... vaya que debí alertarme en ese momento.

su voz llamándome por mi nombre me hizo reaccionar en el pequeño (aunque agradable) trance de verte, me pidió que fuera rápido.

mi corazón pareció detenerse y que todo a mi alrededor daba vueltas cuando llegué a mi habitación, sentí como si el mundo se me viniera encima en ese momento al verlo y la sensación más vergonzosa que jamás había experimentado se apoderó de mí.

sostenía mis cartas.

–m.

fantasy ♡ paul mccartney ✔Where stories live. Discover now