Cap 2

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Sentada en un claro, rodeada por arboledas de cerezos. Pétalos rosados cayeron con el sereno viento, aterrizando en su oscura cabellera, en frente de ella se hallaba una mujer, que con dulce voz tarareaba una encantadora melodía a lo que retocaba su vestido favorito. Aquella mujer era realmente hermosa, al igual que ella, cabello negro que le llegaba a los hombros decorado por los pétalos de rosados cerezos posados sobre su cabeza, ojos tan verdes como esmeraldas que se movían de un lado a otro mientras miraba al rededor, al claro, al vestido, a su niña. Una diminuta cascada ubicada a la derecha del claro, agua tan clara como cristal. Sentadas ambas sobre una manta roja, la niña miro a su madre, con la cual compartía sus ojos verdes y cabello oscuro

"¿Recuerdas lo que te conté aquella vez, akali?"

La mujer hablo, a lo que niña la miraba a los ojos. Su madre la vio devuelta, viendo en su rostro la réplica de la suya misma

"Dije que todas las vidas significan algo. Vidas que le dan sentido a este mundo. Vidas que cambian todo; que mantiene todo a salvo y en balance. Todas son valiosas, incluso si es la de un monstruo. La vida de un monstruo, puede significar la protección de un entorno, de un valle o una laguna. Así que ten en cuenta eso mi niña. Cree en eso. Lucha por eso. Protege siempre el balance...

Akali se sentó estrecha sobre aquella cama ¿Dónde se encontraba? Era obvio que no estaba en la pagoda del culto donde residía. Nadie tenía una cama con en la que estaba, ni si quiera Diana. Recuerda perfectamente que duerme en un fotón sobre el suelo de tatami de su pequeña posada. Esta cama era amplia y cómoda. Con la vista algo desenfocada, vio a través de las transparentadas cortinas de aquel camarote, a su izquierda se encontraba una puerta de madera, semi-abierta por donde se colaba la luz de antorcha. Podía distinguir claramente una bañera echa de bronce, a un costado podía distinguir un gran closet de madera roja del lado izquierdo del camarote, una pequeña mesita de noche con papel y tinta sobre este. Del otro lado del cuarto, detrás de lo que parecía ser cortinas de piel de alce, se escondía una ventana que estaba cerrada. Lo que parecía que la luz del sol podía verse detrás de esta, gracias al resplandor que se colaban por las rendijas.

Siguió mirando y analizando su exterior, podía ver claramente el diseño rustico de esta, lo que la hacía suponer que se encontraba en una cabaña. Todo era tan diferente a lo que estaba acostumbrada, pero no menos impresionante. Akali echó un vistazo a la ventana, tal vez si veía hacia afuera la ayudaría ubicarse mejor.

Al levantarse, noto de inmediato que el suelo estaba frio, para su suerte, justo al lado de sus pies se hallaba un calzado claramente hecho de piel. Cálidos y cómodos. Tomo un suspiro y halo con ella las calientes cobijas, donde fuera que estará, sabía que no estaría en una playa al borde del mar en un paraíso tropical. Dio otro suspiro, preparándose mentalmente para lo que fuera que se ocultaba detrás de esa ventana... Al tener desplegadas las ventanillas del marco de la ventana, sus ojos se iluminaron con asombro, al ver aquel blanquecino paisaje de este a oeste y por todo el horizonte, a pesar de que ya había visto la nieve. Nunca logro apreciar semejante obra de arte a puro de blanco angelical, aquellas colinas tupidas de pinos y montañas de hielo. Realmente hermoso. Donde fuera de estará, sabía que estaba muy lejos de casa

Vio con más atención aquel paisaje y lograba avistar casas y cabañas de las cuales les salía el típico humo blanco de las chimeneas echas a roca. Al parecer todas estaban interconectadas por un camino de piedras muy amplio. Un raro sentimiento de nostalgia llego a ella, notando que el diseño de aquellas casas y cabañas, son muy similares a da las pagoda y los templos de su culto. Incluso podía ver los pasajes que se adentraban al bosque con esos notorios pilares que se erguían orgullosos sobre estos

-Señorita?-

Akali volteo en dirección a la voz que la llamo. Pudo ver una joven mujer parada a un costado del camarote, era baja, pero tan alta como ella misma. Tenía una cálida sonrisa y lo que akali reconoció como toallas y un vestido en sus manos

Luna de dos carasWhere stories live. Discover now