🌺 Capitulo 2

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🎧 Canción del capítulo: The Kinks - Better Things.

Tardaron relativamente poco en llegar a su destino, pese a que el conductor le había hecho un pequeño recorrido para que viera algunos lugares famosos de la ciudad que quedaban de camino al muelle. Incluso con ese pequeño tour improvisado la había dejado exactamente donde tenía que estar justo a tiempo.

Al final no había estado tan mal que le robaran el anterior taxi, después de todo si lo hubiese tomado ella probablemente no habría tenido una conversación tan agradable con el chofer y tampoco habría visto, aunque de manera rápida, algunos de los monumentos más famosos del mundo.

Allí en el puerto, justo al lado del agua, el sol brillaba todavía picante. Aunque afortunadamente ya de manera más agradable en medio de un despejado y luminoso cielo azul. El mar, con un hermoso color turquesa intenso, que daba una falsa sensación de poca profundidad porque se podían distinguir la arena clara del fondo y algunos peces, relucía con el movimiento suave de las olas como si guardase millones de diamantes.

Oh sí, pensó Sienna satisfecha tomando una respiración profunda cargada del atrayente y limpio salitre marino mientras el viento delicado jugaba con sus rizos, definitivamente si eso no era el paraíso estaba muy cerca de serlo. Tal vez no fuera tan mal plan después de todo.

Después de contemplar unos minutos más el paisaje y tomar algunas fotografías, se giró hacia donde estaba el barco. Se trataba de un inmenso yate blanco en el que estaban abordando multitud de hombres y mujeres jóvenes. Todos parecían muy relajados y joviales, sonriéndose amablemente desde la distancia o hablando en pequeños grupos como si estuvieran conociéndose de a poco.

Se respiraba un ambiente placentero y cómodo, jovial, aunque teñido con cierta emoción nerviosa agradable que traen consigo la mayoría de las aventuras, o el amor.

Bueno, pensó otra vez algo más convencida, puede que no fuera tan mala idea al final. Tal vez no encontrase el amor allí, es más, dudaba firmemente de que eso realmente fuera a suceder, pero al menos podría hacer cosas divertidas con personas aparentemente simpáticas.

En la página web de las hermanas Vaughan, donde se explicaba más detalladamente la experiencia, había también fotos del interior del impresionante navío y había un sofá en particular que se moría por ocupar. Estaba situado cerca de la proa, protegido del sol por un pequeño techo, pero lo suficientemente cerca del final como para disfrutar plenamente del mar y del húmedo aire salado durante todo el trayecto.

No tenía muchas esperanzas de conseguirlo porque ya se habían subido unos cuantos pasajeros antes que ella, pero una pequeña parte de ella todavía le decía que puede que tuviera algo suerte y aún nadie se hubiese sentado allí. Después de todo, aquel viaje fue pensado específicamente para parejas y ese asiento en particular estaba solo y algo alejado.

Claro que podría haber alguna persona tímida que todavía no se animase a relacionarse con el resto de los viajeros, no, seguro que no, pensó desestimando la idea.

Embarcó con emociones renovadas, decidida, con una importante misión que llevar a cabo. Encontrar el lugar, ocuparlo y empezar por fin a disfrutar de su fuga. Saludó a unos cuantos pasajeros al pasar porque no quería resultar desagradable, pero en cuanto pudo se escabulló para encaminarse hacia al pasillo en el que creía que lo encontraría.

Después de unos cuantos pasos y otros pocos saludos más por fin lo vio, el lugar perfecto que estaba buscando, el espectacular asiento de cuero oscuro, grande y cómodo recibiendo la cálida brisa marina, seguía vacío, esperándola, llamándola. Podía oír la música de los ángeles sonando en su cabeza ante la idea de llegar allí y empezar así de bien sus quince días de descanso.

Quince días para enamorarnos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora