🌺 Capítulo 26

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🎧 Canción del capítulo: All I Ask — Adele.


— Lucifer... — Murmuró Sienna con suavidad. — Supe que eras él en cuanto robaste mi taxi aquella primera mañana.

La sonrisa del duque se amplió. Estaba casi seguro de cuál sería su respuesta y no se equivocó del todo. Todavía se sorprendía de lo mucho que la conocía, de lo sencillo que le resultaba a veces predecir sus reacciones, pese a que realmente solo habían compartido unos pocos días.

Parecía como si la conociera desde siempre. Su presencia se sentía increíblemente familiar, aunque al mismo tiempo era consciente de que era nueva, desconocida y aun así reconfortante.

Pensándolo fríamente, habría sido algo realmente bueno si se hubieran conocido antes. Sin duda ella habría sido la amiga que tanto deseó tener cuando era un niño. Esa con la que podría correr miles de aventuras a través de fantásticos mundos imaginarios sin cansarse o sin que lo juzgara.

Sí, seguro que ella se apuntaba a todo lo que se le ocurriese, aunque intentara quejarse al principio, al final acabaría sumándose a todas sus travesuras. Casi podía imaginarla, de pie a su lado, con la clara maraña de rizos completamente alborotada, y esa expresión muy seria y segura tan características de ella.

Eso habría sido verdaderamente bueno para ambos, Sienna tampoco pudo ser niña durante mucho tiempo. Los dos perdieron su infancia, por diferentes razones, pero lo cierto es que estuvieron solos e incomprendidos, a fin de cuentas.

— Me hiciste dudar cuando me devolviste el bollo que me habías robado justo en la cara, pero aquí está la verdad después de todo. — Añadió ella con una sonrisa, sacándolo de sus pensamientos. — Aunque esperaba un disfraz, no una revelación de tu verdadero yo. — Continuó bromeando.

Ella pensaría que el duque solo estaba presumiendo, por eso se limitaba a mantener la sonrisa jactanciosa en el rostro sin decir una sola palabra. Sin embargo, lo cierto es que él no podría haber hablado ni aunque su vida dependiera de ello.

Las frases estaban tan atascadas en su garganta que apenas estaba seguro de poder respirar con normalidad. Parecía como si le hubiesen pegado de improviso un puñetazo justo en medio del estómago, dejándolo por supuesto, sorprendido y totalmente desequilibrado.

Sabía lo que era eso, como se sentía un golpe con fuerza en esa zona. El dolor anestesiado, latente, pero, al mismo tiempo increíblemente presente; el oxígeno arrebatado bruscamente de sus pulmones y la consiguiente falta de aire; la incomprensión, la sorpresa, la incredulidad de no poder esquivar el impacto...

Conocía todos los síntomas de primera mano, se había metido en unas cuantas peleas cuando era un adolescente engreído, presuntuoso y algo salvaje gracias a tanta libertad recién descubierta.

Esto se asemejaba demasiado a entonces.

Claro que en aquella época los golpes habían estado justificados, era un completo idiota, ¿pero ahora? En este momento se sentía como un ataque completamente gratuito.

Si de lejos, la Sirena le había parecido maravillosa, de cerca era... No sabría cómo explicarlo, no creía que existieran palabras que le hicieran justicia para poder describirla detalladamente, en resumen, lo dejaba total y llanamente petrificado. A estas alturas ya debería de estar acostumbrado a que ella le hiciera eso.

Mas, ¿cómo puede alguien habituarse a algo tan glorioso?

¿De todos los posibles disfraces que existían en el mundo tenía que elegir precisamente ese? Pensaba Cailean tratando de centrarse, ¿no existían acaso infinidad de criaturas míticas en las que poder transformarse por una noche? ¿Debía ser justamente una de esas?

Quince días para enamorarnos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora