Mimos

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Amaba los mimos.

Le adormecían las caricias en su cabello, se sentía calentito y cómodo. Pero algunas veces pensaba en que estaba abrumando a James con su melosidad.

Trataba de ser fresco y no repetitivo, así que intercalaba sus momentos azucarados con caricias algo atrevidas y momentos graciosos, pero muy en el fondo, amaba los mimos sobre todo.

—¿Estás bien, osito?

Teddy parpadeó espabilándose.—¿Mh? Sí, solo algo cansado.

James frunció el ceño mirándolo. Edward estaba sentado en su cama con las piernas cruzadas y leyendo un pergamino entre sus manos, leía en voz baja y lo repetía un par de veces tratando de memorizarlo.

—¿Historia?

—Ujum. Estoy tratando de memorizar lo más posible, porque en esta prueba dijeron que insertarán historia muggle.

—Entiendo...

El moreno se levantó de su cama, donde estaba reposando y leyendo la novela 'El símbolo perdido', hasta acercarse a la cama de su novio y abrazándolo por los hombros, sintiéndolo derretirse a su costado.

El peliazul cerró los ojos y apoyó su rostro en el cuello de su novio, soltando un respiro profundo y relajándose instantáneamente ante el contacto.

Estuvieron unos minutos así, donde James trazaba formas imaginarias con su dedos en la piel de Teddy. Y Teddy estaba a punto de dormirse, pedo decidió separarse para continuar estudiando, no quería quedar como un flojo.

—¿Qué haces?— preguntó James en el preciso instante que se separó de él y tomó sus pergaminos.

—Voy a continuar estudiando— murmuró entre in bostezo, cubriendo su boca y restregando sus ojos.

—Ven a descansar conmigo.

Teddy estuvo demasiado tentado a aceptar la oferta, pero últimamente empezaba a sentirse muy empalagoso con James y no quería incomodarlo, debido a que su chico no solía ser cariñoso.

—Aún no, terminaré con esto primero.

Con el ceño fruncido, James se levantó de su lugar y rodeó el torso de Teddy, enredando sus brazos y piernas inmovilozándolo.

—Estás cansado, necesitas descansar. ¿Por qué no quieres acurrucarte conmigo?

—Sí quiero... solo que no quiero... molestarte— murmuró lo último, ocultando su rostro hirviendo.

—No molestas— le dijo James, acostándose en la cama e invitando a Teddy a acostarse sobre él, con su rostro en su pecho.—Puedo consentirte tanto como quieras, porque quiero acurrucarme contigo.

El rostro del peliazul ya estaba colorado por completo, pero cerró los ojos disfrutando de las caricias que se le fueron proporcionadas a su cabello.

—Eres toda una masita.

—Una masita pervertida— le contradijo algo adormilado.

Alzó su rostro e hizo un mojín exigiendo un beso, el cual no se le fue negado. Recibió tres besos en total, junto a otro beso en la frente y en el puente de la nariz.

—Te despierto después para que continuemos estudiando.

—Mh, está bien.

Dicho esto, James cerró los ojos dejándose caer en la almohada.

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