Oficialmente

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—Scorp, despierta.

El rubio sintió unos suaves toques en su cuello, parpadeó pesadamente y al abrir los ojos, se encontró con Albus, mirándolo con una suave sonrisa.

—¿Mh?— Scorpius frotó sus ojos con el dorso de su mano y se acurrucó más en sus cobijas.—¿qué pasó?

—¿Sabes qué día es hoy?

Albus esperó pacientemente a la respuesta de su no-novio, quién parpadeó un par de veces.

—Sábado— le dijo cubriéndose con su cobija hasta el cuello.—Puedo dormir hasta tarde.

—Lindo, hoy es tu cumpleaños— respondió Albus sentándose en su cama, acariciando su cabello revuelto.—Dame algo más de energía.

—No.

—Vamos, Scorp...

Scorpius le dió la espalda, ignorándolo y dispuesto a seguir durmiendo. Albus movió sus dedos por su brazo, lentamente, Scorp se retorció al sentir los dos dedos caminando por su brazo hasta llegar a su cuello.

—Mm- no, Albus...

—¿Qué cosa?

—M-Me da cosquillas— se quejó Scorp encogiéndose en su lugar y soltando una carcajada.

—No. Me. Importa.

Albus añadió su otra mano, pellizcando su costado y haciéndolo soltar un gritito mientras lanzaba patadas.

—¡No! ¡Albus~!— Scorp trató de separarse pero se dió un golpe contra la cabecera de la cama.—¡Ay!

—¡Cuidado te lastimas!— le recordó Albus sin dejar de hacerle cosquillas.

—¡Déjame... niño!... ¡Está bien! ¿qué quieres? ¿qué quieres?

—Dame una sonrisita, cariño.

Scorp trató de hacer una sonrisa, pero los labios le temblaban por las carcajadas. Albus se detuvo, dejando sus manos en las caderas delgadas del rubio.

—¿Así?— preguntó, sonriendo suavemente.

—Más.

—¿Así?— volvió a sonreír, dejando sus índices en sus mejillas.

Albus observó sus ojitos achinados y los hoyuelos bonitos.

—Así, me gusta.

—¿Ya puedo volver a dormir?

—¿No quieres pasar el día con tus amigos? Te tienen regalos.

—Sí, pero... ayer me quedé despierto hasta tarde leyendo.

—¿Entonces?

—... entonces, acuéstate conmigo.

—¿Estás seguro de qué quieres hacerlo?— preguntó, alzando sus cejas juguetón.

—¡No sea idiota! Acuéstate conmigo a dormir.

Scorpius alzó su brazo, haciéndole un espacio para que también se acueste junto a él. Albus no se hizo de rogar, se acostó de medio lado y el rubio se acurrucó en su pecho, cerrando los ojos.

Albus solo se dedicó a peinar su cabello rubio y largo, disfrutando de la suavidad entre sus dedos y del leve aroma a coco que invadía su nariz. Con su otra mano, acarició su espalda, dejando dibujos imaginarios sobre su piel con sus dedos.

—Scorp...

—¿Mh?— preguntó con tono adormilado.

—¿Quieres ser mi sí-novio?

Scorp separó su rostro de su pecho, mirándolo algo sorprendido y emocionado.

—¿En serio?

—Sí, ¿quieres?

—¿Tú quieres?

—Sí.

—Entonces, yo también.

Albus movió su rostro para darle un beso en los labios, pero Scorp desvió la mirada para que chocara su boca en su mejilla.

—¡Oye! Arruinaste la atmósfera romántica.

—No me he lavado, ¿acaso enloqueciste?

—Yo sí.

—Pero yo no.

Scorpius se sonrojó abruptamente cuando su (ahora sí) novio dejó un beso en su mentón, dejó otro en su mejilla, y en su garganta.

—¡No, niño! Aléjate, aléjate.

—¿Por qué~?

—Porque lo digo, no más besos o te pateo fuera.

—Bueno, bueno.

Albus dejó de besarlo, solo se quedó acariciando las caderas de su novio, mirando su rostro y sonriendo ante su leve sonrojo. Scorpius hizo un sonido vergonzoso y escondió su rostro en su cuello, abrazándolo fuertemente con sus brazos y piernas.

—¿Te da vergüenza?

—Sí...— susurró amortiguado contra su pecho.—Aún no estoy acostumbrado... me cuesta creer que te gusto.

—Entonces, tendré que hacerte creer.

Lo hizo mirarlo, dejó un beso en su frente, su nariz, sus mejillas, sobre su cabello y en sus párpados. Llenó todo su rostro de besos sonoros, disfrutando su como Scorp trataba de retener una sonrisa.

—Feliz cumpleaños, mi oficialmente novio.

Scorp subió su mano hacia su rostro, acariciando los cabellos de su nuca y se acercó, para rozar sus narices juntas.

—Gracias, mi oficialmente novio.

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